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CAMBIO GLOBAL ESPAÑA 2020/50<br />
CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD<br />
hecho, algunos estudios en el ámbito<br />
mediterráneo y peninsular hablan de<br />
una tendencia real en los últimos 50<br />
años a la disminución de las lluvias más<br />
‘regulares’ de origen atlántico, en<br />
contraposición a las lluvias ‘irregulares’<br />
de origen mediterráneo, que se<br />
mantienen o incluso aumentan. En<br />
cualquier caso, todas las proyecciones<br />
acerca de precipitaciones tienen un<br />
grado de incertidumbre mayor que el<br />
de temperaturas.<br />
Especial consideración merecen los<br />
extremos térmicos. La situación actual<br />
presenta para el último siglo y medio<br />
un aumento de las temperaturas para<br />
el conjunto de la Península de<br />
alrededor de 1 °C. Si se analizan las<br />
series, se revela que los mayores<br />
incrementos han acontecido en<br />
primavera y verano para los últimos 25<br />
años. Ello tiene una importancia<br />
significativa para identificar las olas de<br />
calor en verano como un fenómeno en<br />
ascenso. Esta tendencia es mayor en el<br />
interior que en las áreas litorales. Con<br />
estos datos, la perspectiva de futuro,<br />
hoy por hoy, para las olas de calor, es<br />
de un aumento de su frecuencia y de<br />
su duración, así como una expansión<br />
de su probabilidad hacia meses<br />
adyacentes a los propios caniculares<br />
del verano. No obstante, deben<br />
reiterarse las incertidumbres que<br />
conlleva hacer proyecciones.<br />
Además, las mayores sinuosidades en<br />
la circulación general del Oeste,<br />
también implican la alternancia más<br />
frecuente de situaciones de calor con<br />
situaciones de frío. Ello significa que en<br />
invierno podrían seguir existiendo picos<br />
profundos de frío, y que incluso el<br />
propio cambio climático podría hacer<br />
que estos sean significativos, aunque<br />
los periodos alternantes sí serían más<br />
cálidos.<br />
32<br />
El aumento de la temperatura, las olas<br />
de calor y la mayor frecuencia de<br />
sequías y de precipitaciones extremas<br />
pueden generar importantes<br />
consecuencias indirectas en múltiples<br />
campos.<br />
En lo que respecta al agua, algunas<br />
predicciones apuntan que para el<br />
horizonte 2030 como consecuencia del<br />
cambio climático y considerando<br />
diversos escenarios, son posibles<br />
reducciones medias de aportaciones<br />
hídricas en régimen natural en España<br />
entre un 5-14%. Para el 2060, se<br />
produciría una disminución global<br />
media de los recursos hídricos del<br />
17%. En las cuencas del Guadiana,<br />
Canarias, Segura, Júcar, Guadalquivir,<br />
Sur y Baleares el impacto de la<br />
reducción de recursos hídricos sería<br />
más acusada. Estas disminuciones,<br />
unidas a las que eventualmente se<br />
sufren debido al efecto de las sequías,<br />
podrían incidir seriamente en la calidad<br />
de las aguas.<br />
Sin embargo, los cambios más<br />
significativos relacionados con el agua<br />
y la salud alertados por el IPCC, se<br />
refieren los eventos climatológicos<br />
extremos como las inundaciones,<br />
avenidas, tormentas, riadas, sequías,<br />
etc., que podrían incrementar el riesgo<br />
de contaminación de las captaciones<br />
de agua para consumo humano.<br />
Los cambios en la frecuencia y<br />
severidad de condiciones climáticas<br />
extremas tendrán un impacto<br />
significativo en la producción de<br />
alimentos. El aumento de las<br />
temperaturas podrían modificar las<br />
prácticas agrícolas y ganaderas<br />
introduciendo factores de<br />
consecuencias insospechadas, como<br />
nuevas condiciones de transmisión de<br />
patógenos zoonóticos y vectores y su<br />
distribución geográfica, el posible