CADS10 Castellano. 2006 - Generalitat de Catalunya

) Surgimiento durante los años 80 y 90 de la noción de reforma regulatoria,
después del concepto de gestión regulatoria y, más recientemente, del desarrollo
de la agenda de política regulatoria. El primer concepto –reforma regulatoria–
partía de la base que un conjunto de intervenciones puntuales (como por
ejemplo la eliminación de algunas reglas o la revisión de otras) permitiría alcanzar
una situación óptima. Por contra, la perspectiva de gestión regulatoria –también
llamada de gestión de la calidad regulatoria– plantea abordar la reforma como
un proceso dinámico y permanente, intrínseco al propio rol del gobierno que debe
velar por la calidad de las normas. Finalmente, la noción de política regulatoria,
vigente ya en muchos países, está más relacionada con la búsqueda proactiva
de la calidad a través de la implementación de políticas transversales.
c) Aparición reciente del concepto de gobernanza regulatoria. Este concepto se
inserta dentro de la noción más amplia de gobernanza, y hace referencia al hecho
de que las funciones regulatorias implican un conjunto complejo de actores regulatorios
que van más allá del gobierno precursor y que incluirían también actores de diferentes
niveles gubernamentales o de otras tipologías de actores estratégicos.
Es preciso hacer notar, sin embargo, que esta evolución general de tendencias que
se van sucediendo a lo largo del tiempo, no presupone necesariamente una linealidad
de la desregulación a la gobernanza regulatoria en todos los países. Las formas de
abordar la regulación necesariamente difieren entre países, puesto que las motivaciones
para la reforma surgen de contextos económicos, sociales y políticos distintos.
Diferentes estrategias de reforma pueden coexistir en el tiempo en ámbitos territoriales
diversos y pueden alternar en un mismo país, reflejando diferentes agendas políticas
gubernamentales.
1.1.2. La EIR como herramienta de mejora de la regulación
Cualquier estrategia regulatoria utiliza instrumentos para llevar a cabo sus objetivos.
Uno de los instrumentos más comúnmente utilizados ha sido la evaluación del
impacto regulatorio (EIR), herramienta de apoyo a la toma de decisiones que analiza
de forma sistemática los impactos positivos y negativos que podrían derivar de las
propuestas de regulación. Se trata pues normalmente de una herramienta de
evaluación ex-ante, o sea, que se aplica antes de la adopción de una determinada
regulación. Sin embargo, también se puede llevar a cabo una vez la legislación en
cuestión ha entrado en vigor (aplicación ex-post).
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