CADS10 Castellano. 2006 - Generalitat de Catalunya

de 2005 el Departamento de Medio Ambiente y Vivienda hizo público el anteproyecto
de ley de evaluación ambiental de planes y programas, que, entre otros puntos, prevé
la creación de una Oficina de Evaluación Ambiental para centralizar las tareas que
la ley atribuye a la Administración.
A pesar de los ambiciosos planteamientos de la EAE, su puesta en práctica se
encuentra con dificultades y limitaciones metodológicas importantes. La incertidumbre
de muchas de les variables que se pretenden evaluar, o la ausencia de procesos formales
de toma de decisiones en la mayoría de planes y programas son dos puntos
destacados. Pero posiblemente el más decisivo es la dificultad en la aceptación de la
EAE por parte de los agentes políticos como un mecanismo que debe permitir la entrada
de nuevos actores en la práctica política. Como indican Dalal-Clayton y Sadler (1999)
en su informe para el International Institute For Environment And Development, es preciso
asegurarse primero de que la EAE “tiene un asiento en la mesa política”.
1.2.4. Conclusiones: la lógica de la evolución de las herramientas de evaluación
de impacto
Desde la aparición del concepto de evaluación ambiental, las herramientas y la práctica
han ido mejorando su eficiencia y capacidad de influencia. Se trata de un proceso de mejora
continuada en dos direcciones. En primer lugar, se basa en la mejora de las propias herramientas
(la revisión de la NEPA en 1978, o de la directiva europea de EIA en 1997 son
dos ejemplos de ello), mediante nuevas metodologías o ampliando su ámbito de aplicación.
En segundo lugar, la mejora más relevante se basa en la detección de nuevas necesidades,
una vez se ha consolidado la implantación de cada una de las herramientas. Tal como se
apuntaba en la introducción, esta segunda dirección ha seguido una evolución marcada
por dos ejes: el eje de la jerarquía y el eje temático (aquello sobre lo que se mide el impacto).
La evolución ha alcanzado progresivamente niveles de más rango. El estudio de
implantaciones ha reflejado la necesidad de una influencia a escalas superiores. De esta
manera se ha ido configurando una jerarquía normativa que parte de la EI (con incidencia
a un nivel muy estratégico: contenidos del programa de trabajo) y acaba en la EIA (con
incidencia a nivel de proyectos), o sea en orden inverso a su aparición cronológica.
Veamos con un ejemplo el razonamiento seguido. Una EIA puede corregir impactos
concretos de una carretera, pero en ningún momento pone en tela de juicio su construcción
(con la excepción de impactos extremos y sin posibilidad de medidas correctoras ni
actuaciones alternativas). De la detección de esta carencia nace la EAE, que se ocupa de
evaluar el programa entero, en este caso un plan de infraestructuras. La EAE estudiará el
plan en su conjunto, sin fijarse en los impactos concretos, y hará una propuesta, que se
acabará de afinar con la EIA. La EAE plantea el marco para que la EIA se desarrolle de
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