Historia natural del abuso de cocaina

Historia Natural OMS/UNICRI
alcohol. Esta caracterización no excluye la presencia de ciertos valores asociados al
"modelo mítico", aunque éstos están difuminados y son menos explícitos.
En el caso de los consumidores disfuncionales su estilo de vida se caracteriza por la
inmersión en "subculturas de la marginalidad". Supone la inexistencia de vínculos
sociales normalizados (o si existen, éstos muy frágiles) y un modo de vida en los
márgenes del sistema que se caracteriza por normas propias, no necesariamente
vinculado con el consumo de drogas (en ese contexto conviven, por ejemplo,
marginados, delincuentes a pequeña escala, prostitutas marginales, menores
abandonados; consumidores y no consumidores).
Aunque es cierto que el consumo disfuncional de los derivados de la coca (crack,
pasta de coca, clorhidrato de cocaína por vía intravenosa, fumado o inhalado y, en
menor grado, por vía intranasal) constituye el núcleo de articulación del estilo de vida y
desempeña un papel central en él tiene como peculiaridad la tendencia al aislamiento
de los consumidores y la fragilización o ruptura de los vínculos que los unen entre sí
(dilución de los grupos de consumo). Esta característica es la que se ha considerado
para no definir su estilo de vida como "subcultura de consumo", aunque quizá lo sea
en algunos casos.
El ejemplo más claro de esta "subcultura de la marginalidad" lo constituyen los chicos
de la calle (pasta de coca, Cochabamba). Estos niños, adolescentes y jóvenes
intentan sobrevivir en las calles y para ello se organizan en grupos relativamente
jerarquizados, comparten valores y normas de comportamiento que fortalecen la
lealtad recíproca y les ayudan a protegerse de las amenazas externas. En su estilo de
vida la pasta de coca desempeña un papel central, como antes lo desempeñó el
consumo de inhalables (son las drogas que consumen cuando son niños y en los
primeros años de la adolescencia), pero no es el único ni el principal eje articulador de
la subcultura.
Cultura de consumo
De nuevo, el caso de la hoja de coca debe ser considerado separadamente. El
consumo y diversos usos de este derivado al estar plenamente integrados en la cultura
tradicional andina se caracterizan por una compleja y rica variedad de rasgos
culturales y contenidos simbólicos que se siguen manteniendo y que forman parte del
bagaje socializador (consumo tradicional). Asimismo, como resultado de los procesos
de aculturación y de urbanización, una parte de estos rasgos y contenidos se han
modificado o reelaborado, han desaparecido o han adquirido nuevos significados
mostrando la plasticidad que caracteriza a los procesos culturales. Como ejemplo de
esto último puede servir la recuperación y reivindicación del acullico, por parte de
profesionales cualificados e intelectuales pertenecientes a las clases medias urbanas y
no originarios de las etnias andinas, como símbolo de identidad y de pertenencia.
Respecto a los restantes derivados y métodos de administración la cultura de
consumo es muy limitada: ciertos ceremoniales preparatorios de las sustancias antes
del consumo (crack, consumo intravenoso de clorhidrato de cocaína); algunas normas
de comportamiento durante el consumo (respeto de un orden de consumo, guardar
silencio, no molestar a otros consumidores, ...); códigos y criterios compartidos de
identificación para reconocerse como consumidores y/o traficantes; códigos de secreto
para evitar delaciones y eludir la intervención de la policía (especialmente, ajuste al
conjunto normativo impuesto por los traficantes); terminología específica, y bastante
rica en algunos casos, sobre todo lo relativo al consumo (sustancias, métodos de
administración, consumidores, efectos, ...). En el caso del consumo disfuncional a
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