Historia natural del abuso de cocaina

Historia Natural OMS/UNICRI
(La hoja de coca) hace calmar el hambre, como el alimento.
Todos los entrevistados, sin excepciones, expresan que el acullico incrementa el
rendimiento y la productividad en el trabajo. Cuando el trabajo es rudo, como en
ciertas labores agrícolas o en las minas, su uso es considerado indispensable: "sin la
coca (acullico) no podríamos trabajar".
La hoja de coca es utilizada también en otras situaciones: para pedir la mano de la
futura esposa (como regalo que es ofrecido a los padres de la novia. Se considera que
si este presente es aceptado, se aceptará también la petición de mano); para expresar
la solidaridad y pertenencia al grupo, como símbolo de identidad, en las reuniones, en
los velatorios y en diversos rituales comunitarios.
La mayor parte de los entrevistados considera que no existen razones para no
acullicar o situaciones en las cuales no se deba hacerlo.
La mayoría opina que no existen diferencias en la cantidad de hoja que acullican
hombres y mujeres cuando ambos trabajan. Una tercera parte afirma que los hombres
acullican más porque hacen los trabajos más extenuantes; sólo una minoría afirma lo
contrario, ilustrativamente:
Las mujeres acullican como los hombres ya que trabajan el doble con el
cuidado de los chicos.
La mujer con su rueca y telar está feliz y acullica menos.
¿La mujer unas veces más, unas veces menos; depende del trabajo que se
tenga.
En el campo las mujeres acullicamos más, en la ciudad no.
Algunas acullican más, como las barrenderas que lo usan como un filtro para
no aspirar el polvo.
La mayor parte de los entrevistados dice que en la vejez se sigue acullicando aún
después de estar alejados de las faenas duras del trabajo. La mayoría no establece
diferencias entre los niveles de consumo de los adultos y de los ancianos. Una cuarta
parte afirma que el consumo aumenta en la vejez; una proporción algo menor
considera que el consumo se abandona.
Exceptuando la infancia ("porque no trabajan ni saben todavía las tradiciones"), no hay
una edad para no acullicar. La mayoría acullica a partir de los 16 a 18 años de edad o
cuando se incorporan a las tareas laborales más rudas, esto sucede en las
comunidades campesinas cuando retornan del servicio militar, a los 19 años. Las
mujeres acullican desde que se casan y el consumo está generalizado en el campo y
las minas, "quien no acullica recibe un sobrenombre (apodo) y es aislado de la
comunidad".
Algo menos de la mitad de los entrevistados enseñó a acullicar a sus hijos, parientes
muy próximos y amigos. Debe destacarse que su aprendizaje forma parte del proceso
de socialización y, por tanto, no necesariamente se enseña formalmente ni se aprende
de manera consciente: "el acullico no se enseña, se aprende (observando a los
mayores y reproduciendo su comportamiento)".
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