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ensayos_testimonios_y_re-visiones

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sido lanzada antes para romper el vidrio después). Como dice G. Bueno,<br />

en el mundo social “las estructuras básicas no son algo p<strong>re</strong>viamente<br />

dado, sino un sistema que cristaliza en el proceso global mismo, sin que<br />

por ello sea menos objetivo (a la manera como el esqueleto de un vertebrado,<br />

que soporta los demás tejidos, tampoco es p<strong>re</strong>vio a ellos, sino<br />

que toma cuerpo en el proceso ontogénico común)” 29 .<br />

Más compleja y más rica, la idea de simultaneidad topológica negaría<br />

“la falacia de suponer que la economía (…) y la supe<strong>re</strong>structura (…)<br />

existen por separado aunque la una determinando a la otra”.<br />

Todo lo contrario; pero ello es tan cierto que, cuando existe el acto<br />

económico o la <strong>re</strong>lación productiva, existen a la vez, dentro de ellos y<br />

no como un <strong>re</strong>bote, las <strong>re</strong>laciones estatales y los episodios de la <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentación<br />

social. De esta manera, la circulación ideológica y el mercado<br />

c<strong>re</strong>an el inconsciente estatal, que es la ideología y tampoco hay duda<br />

ninguna de que el Estado es la atmósfera de la producción o sea que,<br />

caso fl agrante, tenemos aquí una valencia infraestructural de un hecho<br />

tan constitucionalmente supe<strong>re</strong>structural como el Estado. Para decir, todo<br />

ello, que la materialidad de las cosas no se produce sin dotarse de un<br />

borde inmaterial 30 .<br />

Las <strong>re</strong>laciones estatales y los episodios de la <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentación social (la<br />

ideología), entonces, existirían dentro de las propias <strong>re</strong>laciones productivas<br />

y no de un modo separado. Así, la ideología (la función hegemónica<br />

del Estado) operaría como un “inconsciente estatal” en el espíritu de<br />

todos los homb<strong>re</strong>s, lo que haría del Estado (en metáfora) una “atmósfera<br />

de la producción”, es decir, un “ai<strong>re</strong>” que está ent<strong>re</strong> los homb<strong>re</strong>s, ai<strong>re</strong><br />

que se <strong>re</strong>spira (es decir, se internaliza) y que es de fuerza y de compulsión.<br />

Otra cosa, en cambio, es que el Estado moderno se haya separado<br />

históricamente de la sociedad civil como un aparato especial (autonomía<br />

<strong>re</strong>lativa del Estado): “El Estado como tal –escribe Zavaleta– sólo es una<br />

de las <strong>re</strong>laciones de la sociedad civil”, pero “una <strong>re</strong>lación activa y particularizada”<br />

y, en este sentido, un aparato especial 31 . Por ello, la aparición<br />

29 Ramón Vargas-Machuca, El poder moral de la razón. La fi losofía de Gramsci, p.<br />

107.<br />

30 “Las formaciones apa<strong>re</strong>ntes en Marx”, en Clases sociales y conocimiento, p. 219<br />

(subrayado mío).<br />

31 Ibidem, p. 252 (subrayado mío).<br />

ZAVALETA MERCADO. ENSAYO DE BIOGRAFÍA INTELECTUAL<br />

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