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ensayos_testimonios_y_re-visiones

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Ese era el ambiente institucional en el que René daba sus clases, en<br />

la catedral mexicana de la economía política marxista. Por supuesto que<br />

René era un marxista <strong>re</strong>spetado, con obra propia y p<strong>re</strong>stigio político que<br />

lo ponían a salvo de los comisarios de la pu<strong>re</strong>za doctrinaria del marxismo.<br />

Sin embargo, René decía cosas que de inmediato provocaban disonancia<br />

con lo que habíamos ap<strong>re</strong>ndido en otras clases. Sus frases originales y<br />

audaces distaban de ser la <strong>re</strong>petición monótona de los clásicos e incentivaban<br />

nuestra imaginación, acicateaban nuestra necesidad de comp<strong>re</strong>nder,<br />

<strong>re</strong>velaban cosas que teníamos f<strong>re</strong>nte a nosotros y no veíamos. Ahora<br />

me doy cuenta que muchas de sus frases y exp<strong>re</strong>siones implicaban un<br />

cuestionamiento del marxismo ortodoxo y determinista dominante en<br />

ll Facultad de Economía de esos años. Pero él no lo p<strong>re</strong>sentaba de esa<br />

manera. Él lanzaba sus dardos, así, como cualquier cosa, y nosotros veíamos<br />

cómo daban en el blanco y salíamos ent<strong>re</strong> sorp<strong>re</strong>ndidos e inspirados<br />

comentando lo que habíamos escuchado. Estoy escribiendo esta nota de<br />

memoria, pues no conservo mis apuntes de clase ni he <strong>re</strong>leído sus escritos<br />

ni los de sus intérp<strong>re</strong>tes y comentaristas. Así que las frases que siguen<br />

vienen de mi memoria, con toda la inexactitud y deformación provocada<br />

por el tiempo.<br />

Decía René en alguna de sus clases: “la ideología es el <strong>re</strong>cuerdo del<br />

castigo”. De pronto la ideología no era falsa conciencia, enajenación<br />

producto del fetichismo de las mercancías ni elaboraciones inte<strong>re</strong>sadas<br />

de parte de los sicofantes de la burguesía. La ideología era memoria.<br />

Era historia. Eran experiencias pasadas que se <strong>re</strong>c<strong>re</strong>aban en el p<strong>re</strong>sente<br />

y que tenían consecuencias sob<strong>re</strong> lo que la gente hacía ahora y lo que se<br />

proponía cambiar o conservar en el futuro.<br />

“El momento constitutivo” hacía <strong>re</strong>fe<strong>re</strong>ncia a ciertos eventos que tenían<br />

más importancia que otros y que una vez ocurridos tenían efectos<br />

determinantes sob<strong>re</strong> lo que vendría después. Había, entonces, momentos<br />

en los que se daba una bifurcación que cerraba defi nitivamente otras<br />

potencialidades del p<strong>re</strong>sente, por lo que se convertían en nuevos puntos<br />

de partida desde los que no se podría dar marcha atrás. El devenir no era<br />

un gran proceso acumulativo e indife<strong>re</strong>nciado en di<strong>re</strong>cción del prog<strong>re</strong>so.<br />

El “momento constitutivo” era una forma de considerar la articulación<br />

y sincronización causal de determinaciones estructurales, decisiones y<br />

acciones humanas, y acaso el azar. Los “momentos constitutivos” de las<br />

sociedades y las naciones eran una suerte de partos históricos en los que<br />

se <strong>re</strong>defi nían las formas de ejercer poder (haciéndolas más o menos autoritarias),<br />

las formas de participación social (permitiéndola o sofocándola)<br />

RENÉ ZAVALETA, EL MAESTRO<br />

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