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Delgado f<strong>re</strong>cuenta formas ext<strong>re</strong>mas del lumpen suburbano. “Lo nacional-popular”<br />
de ZM, por su lado, aunque no se arraiga en ese tipo de<br />
orden social –su arraigo, propiamente dicho, es sob<strong>re</strong> todo, ob<strong>re</strong>ro, más<br />
p<strong>re</strong>cisamente, minero–, no ignora ese tipo de población. De hecho, sus<br />
conceptos de “multitud” y de “masa” son más amplios, por “irradiación”<br />
(ZM), que los clásicos de “clase” o “proletariado” porque para entender<br />
“lo nacional-popular” ZM no pudo ignorar secto<strong>re</strong>s sociales como los<br />
que, en la novela, f<strong>re</strong>cuentan la bodega de Ordóñez –Delgado incluido,<br />
<strong>re</strong>sto, si se quie<strong>re</strong>, de la oligarquía local. Más aún, en sus últimos escritos,<br />
ZM le p<strong>re</strong>sta mucha atención al factor indígena que opera en la<br />
intersubjetividad boliviana; y no hay que olvidar que los aparapitas de<br />
Felipe Delgado son inmigrantes aymaras, por un lado, y por otro, son<br />
decisivos en la cosmovisión que adquie<strong>re</strong> y vehicula Delgado. O sea,<br />
aunque el desarrollo de la subjetividad de Delgado no implique acciones<br />
o acto<strong>re</strong>s sociopolíticos, como los que encontramos en ZM, el entorno<br />
de su búsqueda no es del todo ajeno a elementos sociales como los que<br />
ZM no pudo evitar –también– p<strong>re</strong>star atención.<br />
166 LUIS H. ANTEZANA J.<br />
— IV —<br />
Siemp<strong>re</strong> en eso de “casi abismal”. En Felipe Delgado, hay un ritual<br />
aparapita, el de “sacarse el cuerpo” (1979:153-156), que, por un lado,<br />
implica la desaparición y transformación fi nal de Delgado, y que, por el<br />
otro, no sólo es un ritual afín a las tradiciones indígenas 1 , sino también<br />
está p<strong>re</strong>sente en las mitologías de interior mina. El sujeto mue<strong>re</strong> pero su<br />
ánima deviene espíritu protector de la comunidad. La desaparición fi nal<br />
de Delgado implica ese tipo de transformación: ausente sigue p<strong>re</strong>sente,<br />
como explica Juan de la Cruz Oblitas a Peña y Lillo en las páginas<br />
fi nales de la novela. A su manera, vía los aparapitas, la transformación<br />
subjetiva de Delgado implicaría un cierto tipo, sea mítico o místico, de<br />
intersubjetividad. ¿El vínculo con ZM? Esta visión indígena del mundo<br />
es también minera, núcleo de atención en la obra de ZM quien, dicho sea<br />
de paso, no ignoraba los valo<strong>re</strong>s míticos en una constitución societal. De<br />
ahí su fórmula: “A contrapelo, la historia, como economía, como política<br />
y como mito, se of<strong>re</strong>ce como algo concentrado en la crisis” (1983:16),<br />
donde podríamos subrayar las palabras mito y crisis, y donde esta última<br />
1 Cf. el ritual de danzar hasta morir en La nación clandestina, película del cineasta<br />
boliviano Jorge Sanjinés (1936-).