Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Valga también señalar: la capacidad para manejar, impulsar y asimilar<br />
el pensamiento abstracto, es algo que depende de determinadas condiciones<br />
histórico-sociales. En términos gruesos, dicha capacidad tiene<br />
que ver con el nivel de desarrollo de las <strong>re</strong>laciones socioeconómicas que<br />
tipifi can a las economías urbano-industriales. La extensión y masifi cación<br />
de los nexos mercantiles introduce, con bastante fuerza, un modo<br />
de <strong>re</strong>lacionamiento “abstracto” (i. e. impersonal) en que el papel de las<br />
emociones y la subjetividad se trata de eliminar o, en su defecto, <strong>re</strong>ducir<br />
a su más mínima exp<strong>re</strong>sión. Por el contrario, tenemos que en los sistemas<br />
sociales asociados a un bajo grado de mercantilización, las <strong>re</strong>laciones<br />
sociales suelen funcionar con un componente subjetivo-emocional muy<br />
elevado. La contraposición “sociedad” (“gesselschaft”) versus “comunidad”<br />
(“gemeinschaft”) que propusiera Tonnies, apunta bastante bien a<br />
estas dife<strong>re</strong>ncias estructurales.<br />
Para nuestros propósitos, los puntos a subrayar serían: en las sociedades<br />
del primer tipo (“gesselschaft”) se despliegan pautas de comportamiento<br />
que favo<strong>re</strong>cen el desarrollo de la ciencia y, en general, del pensamiento<br />
abstracto. Sucediendo justamente lo contrario en las sociedades<br />
más atrasadas que <strong>re</strong>sponden a un orden comunitario (“gemeinschaft”).<br />
En estas sociedades comunitarias, con un fuerte contenido rural-agrario,<br />
suele darse una mayor capacidad para percibir los aspectos emocionales<br />
de la vida y la singularidad de los fenómenos conc<strong>re</strong>tos. Aunque<br />
valga <strong>re</strong>marcar: no se va más allá del campo de las sensaciones y percepciones<br />
de los fenómenos involucrados. Es decir, no se avanza a su<br />
conocimiento racional, el que opera por medio del pensamiento. Peor<br />
aún: se llega muy pronto a pensar que el camino a lo conc<strong>re</strong>to no puede<br />
ser transitado por la razón. En este contexto, surge una postura de graves<br />
consecuencias: esas insufi ciencias que se le adjudican a la razón deben ser<br />
superadas con cargo a otros “vehículos”: la intuición, la “<strong>re</strong>velación”, la<br />
fe, la “iluminación”, etc. El movimiento ideológico que aquí tiene lugar<br />
es muy claro: primero se deja un vasto campo de la <strong>re</strong>alidad fuera del<br />
alcance de la razón y luego, en un segundo movimiento, se procede a<br />
hacer el panegírico de lo irracional.<br />
Hegel fue muy crítico de esta perspectiva irracional. Primero: critica<br />
la subjetividad y arbitrariedad del criterio de verdad que se maneja. De<br />
acuerdo a éste, algo es verdadero en cuanto es un hecho de conciencia<br />
que al sujeto le pa<strong>re</strong>ce indisputable. Además, se supone que “lo que yo<br />
encuentro en mi conciencia es elevado (…) a cosa que se encuentra en<br />
RECUPERAR A HEGEL<br />
263