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ensayos_testimonios_y_re-visiones

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determinación de masa (…) es el principio de la historia del mundo”,<br />

“el verdadero pathos de la historia” 4 . Eso sob<strong>re</strong> el carácter de la masa. El<br />

polo de la elite, por su parte, estaría conformado por solitarios visionarios,<br />

homb<strong>re</strong>s “malditos”, incomp<strong>re</strong>ndidos, que, adelantándose a su época,<br />

encarnarían el heroísmo verdadero. Así caracteriza este joven Zavaleta al<br />

“sutil” de la elite, en contraposición a los “crustáceos” de la masa:<br />

“El solitario no es una marcha hacia la felicidad como la<br />

masa, en cambio en él se desarrolla trágicamente una legítima<br />

necesidad de ser, aquel elemental “de<strong>re</strong>cho al desarrollo<br />

completo de la personalidad” cuyo <strong>re</strong>speto clamaba en Bolivia<br />

nuestro nunca tantas veces venerado en su abandono<br />

Carlos Medinaceli, una necesidad de “exp<strong>re</strong>sión” (Croce)<br />

que no es más que una “desesperación de ser uno mismo”<br />

(Kierkegaard), la necesidad de <strong>re</strong>alizar un yo” 5 .<br />

Esta es entonces la razón de que la masa no sea heroica: que “ca<strong>re</strong>ce<br />

de conciencia y de imposición −ni leve− del yo en la vida”, mientras que<br />

el heroísmo verdadero es “la conciencia que se sacrifi ca, que inmola algo<br />

suyo o a sí mismo por un afán posterior alejado de sí” 6 . Por esta vía, las<br />

primeras <strong>re</strong>fl exiones zavaletianas conducen a esa forma de comp<strong>re</strong>nsión<br />

del mundo que Hegel denominó conciencia desdichada:<br />

Sí, ya sabemos que hay que conquistar un yo, pero anterior a la misma<br />

conquista es la enfermedad. Primero se enferma de vacío, de vacío y de<br />

nada, primero se angustia la vida, primero se desespera y se desgarra a<br />

sí misma el alma como nunca los siervos de la vida han de poder imaginar7<br />

.<br />

En nuestro caso, el señor Goliadkin, personaje principal de una de<br />

las primeras novelas de Dostoyevski, El doble, viene a ser la “fi gura”<br />

de la conciencia desdichada. El joven Zavaleta debió leer este <strong>re</strong>lato con<br />

pasión, al encontrar la verdad existencial de algo que él mismo experimentaba:<br />

El señor Goliadkin está enfermo y se busca a sí mismo. El señor Goliadkin<br />

se conoce y se ignora, se ama y se espanta de poder verse así en<br />

4 “Cuatro conceptos de la democracia”, en El Estado en América Latina, Cochabamba/La<br />

Paz, Los Amigos del Libro, 1990, pp. 82 y ss.<br />

5 “Enfermedad y sino del señor Goliadkin”, p. 161.<br />

6 Ibidem.<br />

7 Ibidem, p. 162.<br />

ZAVALETA MERCADO. ENSAYO DE BIOGRAFÍA INTELECTUAL<br />

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