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la conciencia de todos” 42 . Segundo: advierte sob<strong>re</strong> la irracionalidad del<br />
criterio y sus consecuencias: “de la afi rmación de que el saber inmediato<br />
debe ser el criterio de verdad, se sigue (…) que toda superstición y culto<br />
de ídolos es declarado verdad, y que el contenido del que<strong>re</strong>r, por injusto e<br />
inmoral que sea, se encuentra justifi cado” 43 . Hegel no <strong>re</strong>chaza el llamado<br />
de lo particular, pero lo busca por una ruta muy dife<strong>re</strong>nte:<br />
“(…) no se mantiene en la desesperación de lo diverso, y en<br />
oposición al p<strong>re</strong>sentimiento romántico, la síntesis que busca<br />
no se <strong>re</strong>aliza en la comunión sentimental con la naturaleza o<br />
con el arte, no se logra por el desmayo de la razón en benefi cio<br />
de la sensibilidad. Para el concepto (la fi losofía de Hegel, J.<br />
V. F.) la unifi cación de lo múltiple existe –y aquí abandona<br />
la negatividad del escéptico– , pero ella es obra de la razón<br />
y no comunión inexp<strong>re</strong>sable con el todo – y aquí se despide<br />
del romántico–. El asegura que desertar de la vía de la razón<br />
es condenar la emp<strong>re</strong>sa sacrifi cando lo esencial” 44 .<br />
En lo expuesto subyace también un claro confl icto político ent<strong>re</strong> el<br />
conservadurismo asociado al ancien régime y el prog<strong>re</strong>sismo racionalista,<br />
sea burgués u ob<strong>re</strong>ro. Por lo mismo, no es nada casual que los alegatos<br />
romántico-irracionales hayan surgido con especial fuerza en países que<br />
tardaron mucho en romper con el antiguo orden: Alemania, Italia, etc. O<br />
bien, que <strong>re</strong>surjan con alguna nueva cara (“post-moderna”) en la fase de<br />
decadencia histórica del capital45 .<br />
42 G. F. Hegel, Enciclopedia…, edición citada, p. 47.<br />
43 Ibidem, pág. 48.<br />
44 Sergio Pé<strong>re</strong>z Cortés, La política del concepto, México, UAM-Iztapalapa, 1989, pp.<br />
79-80. En este texto se encuentra un excelente y nada trillado análisis de la fi losofía<br />
política de Hegel.<br />
45 En esta perspectiva, se han desarrollado “interp<strong>re</strong>taciones” de Hegel que pa<strong>re</strong>cen<br />
delirantes. El inglés Rosen, por ejemplo, sostiene que Hegel no busca esbozar otra<br />
lógica sino simplemente <strong>re</strong>chazar todo procedimiento lógico. Y, para Hegel, habla<br />
de “hiper-intuicionismo”. Cf. Michael Rosen, Hegel’s Dialectic and its Criticism,<br />
Cambridge University P<strong>re</strong>ss, 1982. De paso digamos que las interp<strong>re</strong>taciones de<br />
Hegel suelen ser muy disímiles. Algunos lo inscriben en una perspectiva de corte<br />
existencialista, algo empa<strong>re</strong>ntado a Kirkegaard y al mismo Heidegger. En el ámbito<br />
anglosajón contemporáneo abundan los auto<strong>re</strong>s que lo entienden, curiosamente,<br />
como un “teórico de las armonías”. Para un dialéctico, esta idea pudiera pa<strong>re</strong>cer un<br />
auténtico delirio, pero el Hegel conservador y prusiano de sus últimos años, pudiera<br />
dar pie a estas manipulaciones, bastante inte<strong>re</strong>sadas por lo demás. Como sea, tomar<br />
264 JOSÉ VALENZUELA FEIJÓO