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Lo anotado acar<strong>re</strong>a un problema: si todo se <strong>re</strong>laciona con todo, ¿al<br />
que<strong>re</strong>r estudiar un algo, nos vemos condenados a estudiar todo? O bien,<br />
dando un paso adicional: ¿cómo distinguir un fenómeno de otro fenómeno?<br />
Como obviamente esta distinción sí funciona, ¿debemos, para ser<br />
consecuentes, <strong>re</strong>chazar esa visión monista y la concatenación universal a<br />
la que apunta? La <strong>re</strong>spuesta es conocida: si bien es cierto que, en última<br />
instancia, todo infl uye en todo, no es menos cierto que la f<strong>re</strong>cuencia de las<br />
interacciones es muy desigual. Por lo mismo, la incidencia o impacto de<br />
un elemento en el otro, también es muy desigual. La <strong>re</strong>gla a aplicar sería:<br />
la f<strong>re</strong>cuencia de interacción va asociada a la fuerza de la interacción.<br />
Por lo mismo, si partimos considerando un elemento o “parte”, ve<strong>re</strong>mos<br />
que sob<strong>re</strong> él hay ciertos elementos que lo determinan con gran fuerza<br />
(y viceversa, nuestro elemento a su vez infl uye dife<strong>re</strong>nciadamente en<br />
todo el <strong>re</strong>sto del mundo. No olvidemos que hay interacción) los cuales,<br />
como <strong>re</strong>gla, no son muchos. Hay otros que tienen una incidencia menor<br />
y, fi nalmente, si pudiéramos <strong>re</strong>visar cada elemento del universo, es claro<br />
que constataríamos que la mayor parte de ese conjunto cuasi-infi nito,<br />
tiene un impacto completamente marginal (cercano o tendiente a cero)<br />
en el elemento de marras. Esta <strong>re</strong>alidad objetiva nos permite distinguir la<br />
“totalidad total” (i. e., el universo) de los “todos <strong>re</strong>lativos”. Es decir, de<br />
los fenómenos diversos, tales o cuales. Asimismo, avanzar a otro principio<br />
o di<strong>re</strong>ctriz metodológica: lo que es parte en cierto contexto, funciona<br />
como todo en otro contexto. El sistema nervioso, por ejemplo, es parte<br />
del organismo humano. Pero también puede ser considerado como un<br />
todo. El organismo, a su vez, es parte de la persona individual. Y ésta,<br />
que <strong>re</strong>specto al organismo es un todo, es también elemento o parte de la<br />
sociedad.<br />
T<strong>re</strong>s: del factor <strong>re</strong>lacionamiento, pasamos casi automáticamente a otro<br />
principio clave: el todo es más que la simple suma de sus partes. Para el<br />
caso, Bertalanffy ha sido muy p<strong>re</strong>ciso: “el sentido de la exp<strong>re</strong>sión algo<br />
mística ‘el todo es más que la suma de las partes’ <strong>re</strong>side sencillamente<br />
en que las características constitutivas no son explicables a partir de las<br />
características de partes aisladas (…) las características constitutivas<br />
son las que dependen de las <strong>re</strong>laciones específi cas que se dan dentro del<br />
complejo; para entender tales características tenemos, por tanto, que<br />
conocer no sólo las partes sino también las <strong>re</strong>laciones” 29 .<br />
29 Ludwig von Bertalanffy, Teoría general de los sistemas, Madrid, FCE, 1976, p. 55.<br />
256 JOSÉ VALENZUELA FEIJÓO