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“toda ciencia estaría demás, si la forma de manifestarse las cosas y la<br />
esencia de éstas coincidiesen di<strong>re</strong>ctamente” 33 ; v) lo externo del fenómeno<br />
viene <strong>re</strong>gulado o determinado por lo interno. Esto, en el contexto de una<br />
parcial autonomía de lo externo, algo lógico si se piensa en que no hay<br />
identidad ni tampoco pasividad de la exterioridad con <strong>re</strong>lación al núcleo<br />
esencial. Y valga subrayar: es esta situación la que obliga a superar lo<br />
apa<strong>re</strong>nte y penetrar en el núcleo interno del fenómeno. Si lo esencial no<br />
fuera determinante, su indagación saldría sobrando.<br />
El conocimiento empieza obviamente por lo exterior. Superando o<br />
“negando” a éste, debe penetrar el fenómeno hasta descubrir su núcleo<br />
esencial. Luego, en un segundo y decisivo paso, debe ser capaz de conectar<br />
lo esencial con lo externo y conc<strong>re</strong>to. O sea, explicarlo. Cuando esto<br />
tiene lugar, lo apa<strong>re</strong>nte, en cuanto tal, se diluye. Es decir, la apariencia<br />
es la exterioridad en cuanto ésta no ha sido rigurosamente conectada al<br />
núcleo esencial y, por lo mismo, no ha sido bien explicada. Al <strong>re</strong>specto,<br />
Hegel señalaba<br />
“(…) que no hay que limitarse a percibir las cosas bajo su<br />
forma inmediata, sino que hay que demostrarlas como mediatizadas<br />
por otro principio, o como teniendo en él su fundamento.<br />
Se <strong>re</strong>p<strong>re</strong>senta aquí el ser inmediato de las cosas,<br />
por decirlo así, como una envoltura bajo la cual se oculta<br />
la esencia. Además, cuando se dice ‘todas las cosas tienen<br />
una esencia’, se entiende que no son verdaderamente tales<br />
como se muestran bajo su forma inmediata. Y no se tiene<br />
esta <strong>re</strong>alidad de las cosas yendo simplemente de una cualidad<br />
a otra y de la cualidad a la cantidad y <strong>re</strong>cíprocamente,<br />
sino descubriendo en ella un elemento permanente; y este<br />
elemento es la esencia” 34 .<br />
Conviene <strong>re</strong>marcar una y otra vez: uno y otro aspecto son partes<br />
constitutivas del fenómeno y no se pueden eliminar a partir de tal o cual<br />
p<strong>re</strong>juicio. El p<strong>re</strong>juicio de las formas externas (o “positivismo chato”), se<br />
olvida de lo esencial y termina por ent<strong>re</strong>gar <strong>visiones</strong> superfi ciales, deformadas<br />
y alienantes de lo <strong>re</strong>al. El vicio esencialista se olvida de lo externo<br />
y transforma a la esencia en un algo metafísico e insondable. Como bien<br />
escribía el gran Whitman, “falta de uno es falta de ambos, lo invisible<br />
33 C. Marx, El Capital, tomo III, pág. 757. Edic. cit.<br />
34 G. F. Hegel, Lógica, (pequeña), p. 186. Edic. cit.<br />
RECUPERAR A HEGEL<br />
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