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son justamente los que debemos <strong>re</strong>scatar y desarrollar. Es decir, aplicar<br />
esa negación asimiladora sob<strong>re</strong> la cual tanto insistió nuestro pensador.<br />
Conviene por lo menos <strong>re</strong>cordar algunos de esos puntos nodales. Al hacerlo,<br />
utilizamos una óptica bastante selectiva y nos concentramos en<br />
cuatro dimensiones fundamentales:<br />
a) La importancia que se le concede a las <strong>re</strong>laciones o interacción ent<strong>re</strong><br />
elementos, las cuales se ordenan en términos sistemáticos. De aquí el<br />
famoso díctum: “el todo es más que la suma de sus partes”.<br />
b) El supuesto ontológico de una <strong>re</strong>alidad estratifi cada en que cabe distinguir<br />
una interioridad en que se localiza la esencia del fenómeno y<br />
una exterioridad que, si no está conectada a la esencia, funciona como<br />
una simple apariencia.<br />
c) La necesidad de entender lo <strong>re</strong>al como un cúmulo de procesos o movimientos.<br />
De aquí el díctum que viene desde Luc<strong>re</strong>cio: “lo único inmutable<br />
es la abstracción del movimiento”.<br />
d) Entender que el movimiento y las transformaciones que éste supone,<br />
se explican a partir de las contradicciones que operan al interior de<br />
cada fenómeno. En lo que sigue pasamos a comentar estos aspectos.<br />
Relaciones y orden sistemático<br />
Uno: debemos entender la <strong>re</strong>alidad como un sistema de interacción.<br />
Es decir, elementos que se <strong>re</strong>lacionan ent<strong>re</strong> sí, que por ende interactúan<br />
(el uno infl uencia en el otro y viceversa) y que, por lo mismo, no se pueden<br />
entender por separado sino, al <strong>re</strong>vés, en términos de la interacción<br />
que establecen ent<strong>re</strong> sí. Como escribe nuestro autor, “el contenido determinado<br />
de un objeto no es sino una multiplicidad de <strong>re</strong>cíprocas <strong>re</strong>laciones<br />
y de <strong>re</strong>laciones con otros objetos” 24 . Asimismo, podemos leer que “todo<br />
lo que existe está en <strong>re</strong>lación, y esta <strong>re</strong>lación constituye lo verdadero de<br />
toda existencia” 25 . Por ejemplo, ¿se puede entender el capital al margen<br />
de la <strong>re</strong>lación capital-trabajo? ¿Se puede entender el subdesarrollo (i.e.<br />
24 G. F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias fi losófi cas, op. cit., p. 30 (Parte I, ¡± 46).<br />
25 G. F. Hegel , Lógica (pequeña), Madrid, R. Aguilera Editor, 1971, p. 223. El paréntesis<br />
del título es nuestro y lo ag<strong>re</strong>gamos para no confundir este texto con la Ciencia<br />
de la Lógica. Esta obra, la “pequeña” Lógica, es parte de la Enciclopedia (justamente<br />
la Primera Parte) y se suele publicar por separado cuando al texto original se incorporan<br />
los comentarios y ag<strong>re</strong>gados orales de Hegel en sus clases, los cuales fueron<br />
<strong>re</strong>cogidos por sus estudiantes. Estos “suzatz” suelen ser utilísimos y, como <strong>re</strong>gla,<br />
<strong>re</strong>sultan mucho más claros que el en<strong>re</strong>vesado y muy ap<strong>re</strong>tado texto de Hegel.<br />
254 JOSÉ VALENZUELA FEIJÓO