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terior en términos de espacio de conocimiento y de tiempo histórico. Esto<br />
tiene primacía sob<strong>re</strong> el análisis comparado en base al uso de modelos teóricos<br />
generales y de una manera nomológica deductiva, es decir, tratar de<br />
explicar la historia de un país a partir de los puntos comunes que tendrían<br />
en <strong>re</strong>lación al modelo general que fue construido en base a un conjunto<br />
pequeño de historias centrales para pensar los tiempos modernos.<br />
En este sentido, por lo general las dife<strong>re</strong>ncias son aquello que no entra<br />
en el modelo; éstas no son explicadas, a veces sólo son descritas como el<br />
excedente. El uso de los modelos nomológico-deductivos deja pendiente<br />
la explicación de la especifi cidad de cada historia o acumulación de los<br />
hechos en el seno de dife<strong>re</strong>ntes Estados-nación. Ante el hecho y el <strong>re</strong>to de<br />
pensar la dife<strong>re</strong>ncia, diversidad y especifi cidad de los hechos históricos,<br />
una de las alternativas que históricamente se han desarrollado es la de<br />
abandonar el uso de los modelos causales de explicación histórica y optar<br />
por la interp<strong>re</strong>tación en una clave más culturalista y hermenéutica.<br />
El <strong>re</strong>to que Zavaleta se plantea consiste en pensar, a partir de las<br />
ciencias sociales, la diversidad no sólo ent<strong>re</strong> los dife<strong>re</strong>ntes Estados-nación<br />
o historias sino también al interior de cada uno de ellos. A medida<br />
que se trabaja en tanto ciencia social, no se puede abandonar totalmente<br />
la explicación causal. Zavaleta tampoco lo hace. Lo que enf<strong>re</strong>nta es el<br />
problema del uso de teorías generales para explicar la diversidad. Esto<br />
implica pensar los límites de su utilización y, por lo tanto, la necesidad<br />
de pensar en teorías y procesos intelectuales complementarios para dar<br />
cuenta de la especifi cidad y la diversidad, no como simple desviación o<br />
excedente <strong>re</strong>specto del modelo general.<br />
El asunto, entonces, en <strong>re</strong>lación a cómo pensar América Latina, se<br />
plantearía del siguiente modo: por un lado tenemos un horizonte histórico<br />
territorial general, el de América Latina, que va a servir tanto como horizonte<br />
de comparación en términos de un <strong>re</strong>corte de tiempos históricos<br />
y de territorios, como horizonte de comparación ent<strong>re</strong> lo que se supone<br />
es lo más común en <strong>re</strong>lación a otros territorios, continentes y tipos de<br />
sociedad; por otro lado, se va a tener el <strong>re</strong>curso a teorías generales, en<br />
particular a la teoría marxista, para dar cuenta de los procesos causales<br />
y de las determinaciones estructurales. Como una tercera dimensión se<br />
puede distinguir el estudio de la formación histórica de las formas primordiales<br />
de cada uno de los países de América Latina. Lo que hizo Zavaleta,<br />
sob<strong>re</strong> todo, es estudiar la historia boliviana y elaborar un conjunto de<br />
explicaciones sob<strong>re</strong> ella; asimismo, y como producto del exilio en países<br />
como Chile, Uruguay y México, principalmente, logró explicaciones mas<br />
LA PRODUCCIÓN TEÓRICA PARA PENSAR AMÉRICA LATINA<br />
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