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la existencia del desp<strong>re</strong>ndimiento: sin homb<strong>re</strong>s lib<strong>re</strong>s que se <strong>re</strong>conocen<br />
como tales no puede haber capitalismo. Sólo en la libertad, jurídicamente<br />
instituida, de la concur<strong>re</strong>ncia al mercado de fuerza de trabajo se mide<br />
la extensión y la hondura de la época. Pero la mayoría que participa en<br />
el mercado no rige el <strong>re</strong>sultado de su intercambio. No basta para ello<br />
con que su conciencia de clase le <strong>re</strong>vele la democracia. La lógica de la<br />
fábrica hace que muchas voluntades pertenezcan sólo a la racionalidad<br />
de algunos. A esa dependencia de la democracia <strong>re</strong>specto de la dictadura,<br />
como condición histórica, le llamó democracia burguesa.<br />
La democracia en cuanto condición histórica, como dependiente, se<br />
formula o se muestra como <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentación, es decir, como democracia<br />
<strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentativa. Y su <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentatividad depende primariamente de la difusión<br />
del mercado y del desarrollo de la forma valor. Sólo allí donde ésta<br />
se ha transmutado y <strong>re</strong>iterado en capital habrá espacio para que se incurra<br />
en la <strong>re</strong>velación <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentativa de la sociedad. Para que actúe la cantidad<br />
electoral como vehículo democrático, como confrontación de ciudadanos<br />
iguales, se <strong>re</strong>quie<strong>re</strong> primero la totalización de la sociedad; la subsunción<br />
<strong>re</strong>al debe <strong>re</strong>alizar la incorporación de todos sus fragmentos. Sin esta<br />
unifi cación la democracia <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentativa, surgida de algún momento insólito<br />
de determinación, se convierte en una suerte de demostración del<br />
fracaso de la época.<br />
Pero la democracia concebida desde arriba es el método estatal privilegiado<br />
de conocimiento de la sociedad, es la forma acabada de leer los<br />
movimientos de la sociedad civil. Es la única manera que tienen los que<br />
ordenan de <strong>re</strong>contar las demandas y de percibir las <strong>re</strong>verberaciones que<br />
provienen de abajo. Por eso la dictadura como ejercicio del poder es un<br />
acto de enceguecimiento.<br />
El capitalismo es total si puede no sólo desp<strong>re</strong>nder al homb<strong>re</strong> de sus<br />
medios de producción sino también hacerle apa<strong>re</strong>cer sus intercambios de<br />
valo<strong>re</strong>s como si sucedieran ent<strong>re</strong> cosas. Es total si construye el fetichismo<br />
como p<strong>re</strong>juicio universal. Y a su vez no será completo si además de separar<br />
sociedad de Estado no logra éste dominar sin <strong>re</strong>currir a la violencia<br />
<strong>re</strong>p<strong>re</strong>siva, o sea, si no ha constituido una burocracia con legitimación.<br />
Dicho de otra manera, si puede subsumir la lógica de la <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentación<br />
democrática en el seno de su razón de ser. Pero de la misma manera<br />
que en la esfera del mercado los homb<strong>re</strong>s ap<strong>re</strong>cian o se <strong>re</strong>p<strong>re</strong>sentan la<br />
democracia envuelta en la lógica de la fábrica, contenida en la dictadura,<br />
en la esfera de la sociedad (o de la circulación social) concebirán la<br />
ideología de la dominación como envolvente de su autodeterminación.<br />
90 MARTÍN PUCHET ANYUL