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Lo lícito e ilícito en el Islam (por Dr. Yusuf Al-Qaradawy)

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<strong>Lo</strong> <strong>lícito</strong> e i<strong>lícito</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>Islam</strong> (<strong>por</strong> <strong>Dr</strong>. <strong>Yusuf</strong> <strong>Al</strong>-<strong>Qaradawy</strong>)<br />

creó <strong>el</strong> físico d<strong>el</strong> hombre difer<strong>en</strong>te al físico de la mujer. No es apropiado que <strong>el</strong> hombre<br />

use ropas hechas de material muy suave y adorne su cuerpo con adornos costosos.<br />

Sin embargo, notamos cierto fin social detrás de estas prohibiciones. La prohibición d<strong>el</strong><br />

oro y la seda a los hombre es parte de un mucho más ext<strong>en</strong>so programa islámico para<br />

combatir <strong>el</strong> lujo excesivo <strong>en</strong> <strong>el</strong> estilo de vida. En <strong>el</strong> punto de vista coránico, la vida de<br />

excesivo lujo lleva a la debilidad de las naciones y a su ev<strong>en</strong>tual caída. La exist<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong><br />

lujo es también una expresión de injusticia social, ya que sólo unos pocos pued<strong>en</strong><br />

adquirir los artículos de lujo a exp<strong>en</strong>sas de las masas pobres de la población.<br />

Además, la vida lujosa es <strong>en</strong>emiga de todo llamado hacia la verdad, la justicia y la<br />

reforma social. El Corán dice: "Cuando queremos destruir una ciudad, ord<strong>en</strong>amos a<br />

sus ricos y <strong>el</strong>los se <strong>en</strong>tregan <strong>en</strong> <strong>el</strong>la a la iniquidad. Entonces, la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra <strong>el</strong>la<br />

se cumple y la aniquilamos" (17.16) "No hemos <strong>en</strong>viado amonestador a una ciudad<br />

que no dijeran sus ricos: No creemos <strong>en</strong> vuestro m<strong>en</strong>sajero" (34:34).<br />

Mant<strong>en</strong>iéndo <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> Corán, <strong>el</strong> Profeta (B y P) prohibió a los musulmanes la<br />

indulg<strong>en</strong>cia fr<strong>en</strong>te al consumismo conspicuo. No solo prohibió <strong>el</strong> uso d<strong>el</strong> oro y la seda a<br />

los hombres sino que prohibió a hombres y mujeres <strong>el</strong> uso de ut<strong>en</strong>silios y cubiertos de<br />

oro o plata.<br />

Finalm<strong>en</strong>te debemos ponderar las consideraciones económicas. En vista de que <strong>el</strong> oro es<br />

un medio universal de intercambio; usarlo para hacer ut<strong>en</strong>silios caseros o adornos para<br />

los hombres no ti<strong>en</strong>e ningún s<strong>en</strong>tido.<br />

Porqué <strong>el</strong> oro y la seda están permitidos para las mujeres<br />

La mujer está ex<strong>en</strong>ta de esta prohibición <strong>en</strong> consideración a su naturaleza fem<strong>en</strong>ina. El<br />

amor <strong>por</strong> los adornos y las joyas es muy natural y apropiado a una mujer. Sin embargo,<br />

la mujer no debe usar sus adornos para atraer a los hombres y excitar sus deseos<br />

sexuales. Hay un hadiz que dice: "Cuando una mujer se pone perfume y va <strong>en</strong>tre la<br />

g<strong>en</strong>te, de manera que su perfume les llegue, es una adúltera. Y<strong>el</strong> ojo que es atraído <strong>por</strong><br />

<strong>el</strong>la es <strong>el</strong> de un adúltero” [75].<br />

Dios -exaltado sea- advierte a las mujeres: "Y di a las crey<strong>en</strong>tes que baj<strong>en</strong> la vista con<br />

recato, que sean castas y no muestr<strong>en</strong> sus adornos excepto los que están a la vista,<br />

que cubran su escote con <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus<br />

padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus<br />

sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos<br />

(inoc<strong>en</strong>tes), a los niños que no sab<strong>en</strong> aún de partes fem<strong>en</strong>inas. Que no sacudan <strong>el</strong>las<br />

sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volveos todos a Dios,<br />

Crey<strong>en</strong>tes! Quizá, así, prosperéis" (24:31).<br />

El vestido de la mujer musulmana<br />

El <strong>Islam</strong> hace i<strong>lícito</strong> que la mujer vista ropas que no cubran su cuerpo o que sean<br />

transpar<strong>en</strong>tes, rev<strong>el</strong>ando lo que está debajo.<br />

También es i<strong>lícito</strong> usar ropas apretadas y moldeadas al cuerpo que d<strong>el</strong>inean las partes<br />

d<strong>el</strong> cuerpo, <strong>en</strong> especial las que son sexualm<strong>en</strong>te atractivas. Abu Huraira r<strong>el</strong>ató que <strong>el</strong><br />

M<strong>en</strong>sajero de Dios dijo: "Yo no seré testigo de dos clases de g<strong>en</strong>te que están destinados<br />

al fuego d<strong>el</strong> infierno: G<strong>en</strong>tes con látigos, como las colas de las vacas, que azot<strong>en</strong> a los<br />

demás (gobernantes tiránicos que son <strong>en</strong>emigos de su propia g<strong>en</strong>te). Y las mujeres que,<br />

a pesar de estar vestidas están desnudas, seduc<strong>en</strong> y son seducidas; sus cab<strong>el</strong>los están<br />

arreglados como las jorobas inclinadas de los cam<strong>el</strong>los. Estas clases de personas no<br />

<strong>en</strong>trarán al Paraíso ni su fragancia les alcanzará, a pesar de que su fragancia llega a<br />

gran distancia" [76].<br />

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