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Lo lícito e ilícito en el Islam (por Dr. Yusuf Al-Qaradawy)

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<strong>Lo</strong> <strong>lícito</strong> e i<strong>lícito</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>Islam</strong> (<strong>por</strong> <strong>Dr</strong>. <strong>Yusuf</strong> <strong>Al</strong>-<strong>Qaradawy</strong>)<br />

político es mucho mas p<strong>el</strong>igrosa que <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de un extraño <strong>por</strong>que <strong>el</strong> puede<br />

conv<strong>en</strong>cerla de hacer cosas contrarias a la voluntad de su esposo, tal como pedirle cosas<br />

que él no pueda conseguir, regañarlo, etc.<br />

MIRANDO AL SEXO OPUESTO CON DESEO<br />

Entre las cosas prohibidas <strong>por</strong> <strong>el</strong> <strong>Islam</strong> respecto al sexo está <strong>el</strong> mirar a los miembros d<strong>el</strong><br />

sexo opuesto con deseo. Pues la vista es la llave a los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos; y la mirada es la<br />

m<strong>en</strong>sajera d<strong>el</strong> deseo, cargando un m<strong>en</strong>saje de fornicación y adulterio.<br />

Un poeta de tiempos antiguos dice: “Todos los asuntos empiezan con una mirada. El<br />

fuego incont<strong>en</strong>ible puede iniciarse con una chispa”. A su vez, un poeta contem<strong>por</strong>áneo<br />

dice: “Una mirada, una sonrisa, luego un movimi<strong>en</strong>to de cabeza; llega una<br />

conversación, luego una promesa y luego: <strong>el</strong> calor de lecho." Por eso es que <strong>Al</strong>lah<br />

mandó a los crey<strong>en</strong>tes y las crey<strong>en</strong>tes que baj<strong>en</strong> la mirada junto con su ord<strong>en</strong> de guardar<br />

con castidad sus partes íntimas: “ Di a los crey<strong>en</strong>tes que baj<strong>en</strong> la vista con recato y<br />

que sean castos. Es más correcto. <strong>Al</strong>lah está bi<strong>en</strong> informado de lo que hac<strong>en</strong>.<br />

Y di a las crey<strong>en</strong>tes que baj<strong>en</strong> la vista con recato, que sean castas y no muestr<strong>en</strong><br />

más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o y no<br />

exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios<br />

hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus<br />

esclavas, a sus criados varones fríos, a los que niños que no sab<strong>en</strong> aún de las partes<br />

fem<strong>en</strong>inas. Que no batan <strong>el</strong>las con sus pies de modo que se descubran sus adornos<br />

ocultos. ¡Volvéos todos a <strong>Al</strong>lah, crey<strong>en</strong>tes! Quizás, así, prosperéis. “ (24:30,31)<br />

Hay numerosas prescripciones divinas <strong>en</strong> estos dos versos. Dos de <strong>el</strong>las son pertin<strong>en</strong>tes<br />

a hombres y mujeres: bajar la vista y guardar castam<strong>en</strong>te los órganos sexuales. El resto<br />

de los comandos están dirigidos exclusivam<strong>en</strong>te a las mujeres.<br />

Se debe notar la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre la frase: “que baj<strong>en</strong> la mirada” y la frase: “que guard<strong>en</strong><br />

sus partes íntimas”. Mi<strong>en</strong>tras que los órganos sexuales se deb<strong>en</strong> guardar totalm<strong>en</strong>te d<strong>el</strong><br />

pecado; bajar la mirada será sólo parcialm<strong>en</strong>te, <strong>por</strong>que la necesidad y la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia<br />

g<strong>en</strong>eral de la g<strong>en</strong>te requiere que algunas miradas a los miembros d<strong>el</strong> sexo opuesto sean<br />

permitidas.<br />

“Bajar la mirada” no significa que, <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> sexo opuesto, los ojos se deban<br />

cerrar o que se debe inclinar la cabeza hacia <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, ya que esto sería imposible. En<br />

otro punto d<strong>el</strong> Corán <strong>en</strong>contramos : “baja tu voz” , que no significa cerrar los labios;<br />

“¡Sé modesto <strong>en</strong> tus andares! ¡ Baja la voz! ¡La voz más desagradable es,<br />

ciertam<strong>en</strong>te, la d<strong>el</strong> asno!”. (31:19)<br />

”Bajar la mirada” aquí, significa evitar mirar <strong>el</strong> rostro de los que pasan ante uno y evitar<br />

acariciar las atractivas formas de los miembros d<strong>el</strong> sexo opuesto con los ojos. El<br />

Profeta (B y P) dijo a <strong>Al</strong>í bin Abi Tálib: “<strong>Al</strong>i no dejes que una segunda mirada siga a la<br />

primera. La primera te es permitida, pero la segunda no”[8]<br />

El Profeta (B y P) consideraba las miradas lujuriosas y ardi<strong>en</strong>tes a una persona d<strong>el</strong> sexo<br />

opuesto como “<strong>el</strong> Zina de la vista”, según dijo: “<strong>Lo</strong>s ojos también comet<strong>en</strong> Zina; su<br />

Zina es la mirada libidinosa”[9]<br />

El d<strong>en</strong>ominó las miradas con deseo como “Zina” <strong>por</strong>que estas dan satisfacción y placer<br />

sexual <strong>en</strong> una forma ilícita. Esto mismo es lo que se r<strong>el</strong>ata que Jesús (B y P) dijo <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

evang<strong>el</strong>io de Mateo: “ Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os<br />

digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con <strong>el</strong>la <strong>en</strong><br />

su corazón” (Mateo 5: 27-28)<br />

Ciertam<strong>en</strong>te, tales miradas libidinosas y ll<strong>en</strong>as de deseo no son un mero p<strong>el</strong>igro a la<br />

castidad sino que causan también agitaciones <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te y p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos perturbados.<br />

El poeta dice:<br />

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