Diccionario de Símbolos - Juan Eduardo Cirlot
Desde los egipcios, la simbología ha sido la gran ciencia de la antigüedad. En Oriente ha perdurado sin interrupción hasta ya entrado el siglo XX y en Occidente inspiró todo el arte medieval y, en gran medida, el renacentista y barroco, hasta que el descubrimiento del «Inconsciente» volvió a recuperar los símbolos en ámbitos y maneras muy distintos. Este Diccionario de símbolos es la versión última y definitiva de la obra en prosa más importante del poeta y crítico de arte Juan Eduardo Cirlot. Publicado por primera vez en 1958 con el título Diccionario de símbolos tradicionales, fue traducido al inglés en 1962. Cirlot continuó elaborando nuevas voces y artículos que introdujo en la segunda edición castellana de 1969 y en la segunda edición inglesa y americana de 1971. En esta edición se han incluido nuevas voces, hasta el momento sólo publicadas en inglés, así como el artículo «Simbolismo fonético», último ámbito del estudio simbológico de Cirlot, recuperado de su publicación en prensa. En el epílogo, Victoria Cirlot sitúa en la vida de su padre la construcción de esta obra siempre en expansión y la relaciona con la poesía y la crítica de arte. También muestra el interés de Cirlot por la simbología a partir de los años cincuenta, cuando conoce en Barcelona al musicólogo y antropólogo Marius Schneider, aportando documentos inéditos, como por ejemplo la carta a André Breton en la que se relata el sueño aludido en la voz «Cicatrices».
Desde los egipcios, la simbología ha sido la gran ciencia de la antigüedad. En Oriente ha perdurado sin interrupción hasta ya entrado el siglo XX y en Occidente inspiró todo el arte medieval y, en gran medida, el renacentista y barroco, hasta que el descubrimiento del «Inconsciente» volvió a recuperar los símbolos en ámbitos y maneras muy distintos. Este Diccionario de símbolos es la versión última y definitiva de la obra en prosa más importante del poeta y crítico de arte Juan Eduardo Cirlot. Publicado por primera vez en 1958 con el título Diccionario de símbolos tradicionales, fue traducido al inglés en 1962. Cirlot continuó elaborando nuevas voces y artículos que introdujo en la segunda edición castellana de 1969 y en la segunda edición inglesa y americana de 1971. En esta edición se han incluido nuevas voces, hasta el momento sólo publicadas en inglés, así como el artículo «Simbolismo fonético», último ámbito del estudio simbológico de Cirlot, recuperado de su publicación en prensa. En el epílogo, Victoria Cirlot sitúa en la vida de su padre la construcción de esta obra siempre en expansión y la relaciona con la poesía y la crítica de arte. También muestra el interés de Cirlot por la simbología a partir de los años cincuenta, cuando conoce en Barcelona al musicólogo y antropólogo Marius Schneider, aportando documentos inéditos, como por ejemplo la carta a André Breton en la que se relata el sueño aludido en la voz «Cicatrices».
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
316 Mundo
con el m undo y a la vez le hace entender esas form as de realidad como correspondientes
a lo que hay en su interior. Cassirer, m ás generalm ente aún,
define al hom bre como animal symbolicum , que, habiendo perdido su universo
y su vida (idea que alude sin duda a la «caída» de la doctrina de
Platón y de los gnósticos, y a la del «pecado original» cristiano), conserva
en sistem as de sím bolos un mapa de la realidad perdida, m apa movedizo
y fluctuante pero verdadero. Estos conceptos, de Ferenczi y Cassirer, son citados
por Norm an O. Brown en su Eros et Thanatos. Brown agrega que la
sublimación es una compensación aloplástica p or la pérdida del yo.
Mundo, El
Arcano vigésimo prim ero del Tarot. La constitución de la serie por ternarios
y septenarios ratifica el valor del 21 como síntesis. Corresponde por
ello al conjunto de lo m anifestado, es decir, al m undo espacial, reflejo de
una actividad creadora perm anente. En la imagen alegórica de este arcano,
dicha idea se m anifiesta por la figura de una doncella corriendo con dos varitas
en el interior de una guirnalda rodeada por el cuaternario cósmico o
tetram orfos. Las varillas son los símbolos de la polarización, la cual estimula
el m ovimiento circulatorio en todo el cosmos. Según Wirtz, esta doncella
representa tam bién la Fortuna mayor, m ientras la m enor corresponde
al arcano décimo. El cuaternario concierne a los elem entos; la guirnalda, al
proceso cósmico (59).
Mundo físico
En relación con los gnósticos, Guénon, en Sym boles fondam entaux de
¡a Science sacrée, y cargando el acento en el carácter físico (m aterial) del
mundo, dice que éste es, en cierto modo, un sepulcro, por considerar que la
resurrección es un nacim iento extracósmico. Pero este sepulcro no deja de
contener las imágenes del m undo espiritual que en él se condensan en mom
entos del tiempo.
Murciélago
Por su carácter ambiguo presenta significaciones contradictorias. En China,
por ejemplo, es anim al emblemático de felicidad y larga vida (5). En la
alquim ia occidental tiene un sentido no desem ejante al del dragón y al del
ser hermafrodítico.
Muro
Presenta diversos significados, que derivan de sus distintas cualidades tom
adas alternativam ente como fundam ento de su sentido. En el sistem a jeroglífico
egipcio, es un signo determ inante que expresa la idea de «elevar sobre el
nivel común» (19); claram ente se advierte que el valor dom inante en este
caso es el de su altura. Como pared, que cierra el espacio, es el «m uro de las
lamentaciones», símbolo del sentim iento «de caverna» del mundo, del inmanentisino,
de la. imposibilidad de transir al exterior (de la metafísica). Expresa
la idea de impotencia, detención, resistencia, situación, límite. Ahora
bien, el m uro en form a de cerca y considerado desde dentro tiene un carácter
asociado, que puede tom arse como principal — depende de la función y
del sentim iento — de protección. El psicoanálisis lo considera con frecuencia
bajo este últim o aspecto y por ello lo tiene por símbolo m aterno, como la
ciudad o la casa (56). Bayley resum e los dos m omentos esenciales del simbo