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Medicina intensiva. Nutricion del paciente critico

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Procedimientos nutricionales en diferentes enfermedades 93

Una función hepática adecuada debe estimarse por:

– INR y tiempo de protrombina: están prolongados y su alteración nos indica

falla hepática o deficiencia de vitamina K.

– Colesterol: se haya disminuido en el curso de la insuficiencia hepática, salvo

en la cirrosis biliar primaria en que puede existir elevación marcada.

Productos de excreción

– Bilirrubina: se compone de la directa o conjugada y la indirecta, cuando se

elevan ambas existe colestasis intrahepática y extrahepática.

Imaginología

– Ultrasonido: muy útil para detectar dilatación del tracto biliar, masas hepáticas,

potencia y dirección del flujo sanguíneo entero-portal.

– Tomografía helicoidal: con contraste es útil para evaluar enfermedad parenquimatosa,

calcular volumen de la glándula y diagnostico de masas.

– Resonancia magnética nuclear (RMN): caracteriza mejor las lesiones del

hígado que la TAC.

– Tomografía con emisión de positrones: permite evaluar el metabolismo hepático

normal, inflamatorio o tumoral.

Biopsia hepática

Ya sea percutánea, laparoscópica o vía transyugular. Suele guiarse por

ultrasonido o por TAC, permite obtener tejido y diagnóstico histopatológico.

Tratamiento nutricional y metabólico

El primero de los cuidados generales en el tratamiento de la insuficiencia

hepática es el apoyo nutricional, existiendo incluso evidencias de mejorías de la

función hepática cuando existe una adecuada intervención nutricional.

Si el paciente está bien compensado, la nutrición se aplica de la forma siguiente:

– Aporte calórico: 25 a 30 kcal/kg de peso.

– Aporte normal proteico (0,8 a 1,5 g/kg-día) manteniendo balance nitrogenado

positivo.

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