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Medicina intensiva. Nutricion del paciente critico

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156 Medicina intensiva. Nutrición del paciente crítico

Los efectos del ayuno prolongado no aparecen en los individuos sanos hasta

por lo menos 15 días después, pero aparece mucho antes en los sometidos a

estrés. La presencia de este conduce a un rápido desarrollo de malnutrición

calórico-proteica y se manifiesta por depleción de las reservas energéticas

tisulares y una pérdida proteica importante con deterioro de diferentes funciones,

como la respuesta inmunitaria y la cicatrización de heridas, y se solucionan en

la medida que se controla la causa que desencadenó la fisiopatogenia que enfrentamos;

sin permitir que se prolongue en el tiempo.

El soporte nutricional precoz, y específico, contribuye a bloquear la respuesta

hipercatabólica e hipermetabólica y se asocia con la reducción de infecciones,

menor estancia de la paciente en UCI, y de las complicaciones en general. La

NE como medida terapéutica específica está indicada en aquellas pacientes

que no pueden alcanzar, mediante la ingesta oral, unos requerimientos adecuados

y que mantienen un tracto gastrointestinal funcionante y accesible.

El momento de inicio demanda precocidad, adelantándose a la propia evolución

de la enfermedad. Diferentes estudios han encontrado un descenso de la mortalidad

y reducción de infecciones en las pacientes en las que se comienza el

soporte nutricional en las primeras 24 a 48 h de su ingreso en la UCI, basadas

en mejorar parámetros como ingesta de calorías y proteínas, mejor balance

nitrogenado con buena tolerancia y sin aparición de complicaciones inherentes

a la NE, dentro de las que, la evitación de diarreas es una meta a alcanzar.

La nutrición en la paciente obstétrica grave no difiere realmente del de cualquier

paciente crítico con un aporte calórico entre 25 y 30 kcal/kg/día, recomendando

un aporte energético mixto, entre 50 y 70 % de carbohidratos y 30

a 50 % de lípidos de las calorías no proteicas y entre 1 y 2 g/kg/día de proteínas,

las necesidades se deben ajustar en respuesta a los cálculos del balance nitrogenado;

sin olvidar el aporte de micronutrientes y vitaminas.

De las fórmulas enterales completas se prefiere la polimérica, por las ventajas

que ofrecen al ser isotónicas o moderadamente hipertónicas, no enlentecen el

vaciamiento gástrico, ni aumentan el volumen residual gástrico, así como menor

tasa de diarreas y deshidratación al inicio, a la vez que pueden ser normoproteicas

o hiperproteicas, y, a dosis adecuadas pueden cubrir la necesidad nutricional

de la paciente obstétrica.

La NP no puede ser soslayada y en ocasiones cuando hay disfunción intestinal,

la NP constituye la única vía de aporte. Resuelto el control de la homeostasis,

o al menos superadas las contraindicaciones, como pueden ser deterioro

hemodinámico u osmolaridad muy comprometida, o ambos, debe ser iniciada,

ya sea como única vía nutricional o complementando la NE.

Como el fracaso multiorgánico puede ser causa de ingreso, o aparecer en

algún momento evolutivo, las dietas organoespecíficas o modulares pueden

tener un sostén teórico de ser aplicadas, si la paciente desarrollara una disfunción

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