Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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El tercer ejemplo lo hallo en uno de sus trabajos “tempranos”, en los discursos de la conferencia<br />
de Punta del Este, donde de manera muy especial se enfrentaron dos concepciones del<br />
progreso económico y social: la burguesa o capitalista y la socialista; aquella desdichada conferencia<br />
donde los gobernantes de América, sumisos a la dirección espiritual y política de los gobernantes<br />
estadounidenses, rompieron con Cuba, para formar por cuenta propia una “Alianza para<br />
el Progreso” hoy sepultada en el olvido. Pues bien, en esta conferencia el Che hizo una exposición<br />
brillante de las condiciones de coexistencia, de sociedades de distinto régimen económicopolítico,<br />
de sus fundamentos materiales; de cómo la revolución marcha por sí sola con sus<br />
peculiaridades nacionales; de cómo no se puede exportar revoluciones, pero cómo no se puede<br />
dejar de exportar el ejemplo revolucionario, ejemplo que justamente se trataba de ocultar al aislar<br />
colectivamente a Cuba de la comunidad americana. No faltó entonces, en los discursos del Che,<br />
el análisis de la naturaleza y proyecciones del endeudamiento de nuestros países y las monstruosas<br />
perspectivas del imperio del FMI. El Che, como buen marxista, no desconocía el curso objetivo<br />
de los hechos y por eso admitía tácitamente que podría haber amplia posibilidad de convivencia<br />
internacional, a pesar de la diferencia de sistema burgués, los pueblos latinoamericanos podían<br />
caminar algo por el sendero de su independencia.<br />
Las vías y el instante de la revolución<br />
Si tuviera que definirse en pocas palabras el rol histórico del Che (con la forzosa limitación que<br />
-como decía Lenin tienen las definiciones breves), podría decirse que el Che ha sido principalmente<br />
el teórico y práctico de la lucha armada en Latinoamérica. Con cierto aire de superstición<br />
podría pensarse inclusive que tal fue su sino histórico, sino conscientemente asumido y<br />
defendido. En la citada carta de despedida a sus padres dijo: “Creo en la lucha armada como única<br />
solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias” (II,<br />
693). El Che hacía esta declaración en privado, en una época en que numerosos componentes del<br />
movimiento obrero y comunista internacional habían expresado en sus programas o en declaraciones<br />
de conferencias internacionales la posibilidad de que también podría hacerse la revolución<br />
por vía pacífica, y en una época en que varios revolucionarios de América y Europa trabajan en esta<br />
dirección. Ahí estaban, entre otros, los comunistas, socialistas y otros revolucionarios chilenos,<br />
ahí estaba su entrañable amigo Salvador Allende, a quien el Che le dedicó su libro sobre la guerra<br />
de guerrillas con estas significativas palabras, muy conocidas de todos: “A Salvador Allende que,<br />
por otros medios, trata de hacer lo mismo. Afectuosamente: Che”.<br />
En numerosos escritos y discursos, además de “La guerra de guerrillas”, pero especialmente<br />
en “Cuba: ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha anticolonialista?” y en “La influencia de<br />
la revolución cubana en la América Latina”, el Che polemiza en defensa de la vía armada como<br />
salida revolucionaria, aunque él mismo declarara que “la revolución cubana ha mostrado una<br />
experiencia que no quiere ser única para 'América' y rechazara las corrientes 'ultraizquierdistas'<br />
que tratan de implantar la experiencia cubana sin ponerse a razonar mucho si es o no el lugar<br />
adecuado”(II,473). Un lector superficial de estos documentos podría encontrar que la historia<br />
ha confirmado las previsiones del Che. Y es cierto que las ha confirmado también en parte, las<br />
predicciones de los defensores de la vía pacífica. Quiero, en todo caso, invitar a una profunda<br />
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