Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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pensamiento <strong>boliviano</strong><br />
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No podemos caer en el error de magnanimizar esta conducta, pero tampoco debemos despreciarla.<br />
Por otra parte nosotros no nos hicimos jamás la ilusión de que el apoyo campesino sería<br />
instantáneo. Estábamos conscientes de que en un principio el campesinado sería en su mayoría<br />
una fuerza espontánea permanente, incluso obligado por entero a ser colaborador del ejército;<br />
la convivencia con él lo neutralizará primero, y luego lo convertirá, en la base fundamental<br />
del ejército guerrillero que será campesina.<br />
Estamos convencidos de que el campesinado es una fuerza potencialmente revolucionaria,<br />
y que de allí saldrán cuadros valiosos que nutrirán nuestro Ejército de Liberación.<br />
Por otra parte el campesino fue totalmente impermeable a la calificación de “extranjeros”<br />
que el gobierno aplicó despectivamente a combatientes heroicos de Latinoamérica,<br />
que llegaron a luchar por la liberación de Bolivia. Si en algo influyó esta propaganda<br />
en la ciudad, efecto que no está absolutamente medido ni probado en el campo, su acción<br />
fue muy pobre.<br />
A poco más de dos años desde la aparición de la guerrilla, consideramos que el pueblo ha<br />
avanzado notablemente en su grado de madurez y su sentimiento de simpatía para los combatientes<br />
de otras latitudes, se ha acrecentado. Esto es también una acción positiva del “foco”,<br />
pues ha contribuido a erradicar sentimientos chauvinistas.<br />
Pero eso no es todo. Nuestra guerrilla fue una fuerza agresiva que se hizo respetar en un<br />
lapso relativamente breve. Aunque estratégicamente estuvo a la defensiva, tácticamente estuvo<br />
a la ofensiva, siempre observando rigurosamente la máxima del Che de que “los combates<br />
se ganan o se pierden, pero se dan”.<br />
Estuvo “estratégicamente a la defensiva” porque no siempre escogimos el terreno que nos<br />
convenía, por circunstancias transitorias. Hemos explicado suficientemente la situación de la<br />
retaguardia dirigida por Joaquín, lo que nos obligó a buscarlo incesantemente. A ello se agrega<br />
el problema de los enfermos, y la falta de apoyo de la ciudad, que, en muchas oportunidades<br />
nos obligó a caminar por lugares desprovistos de vegetación, inexplorados, donde el ejército<br />
podía emboscarnos con relativa facilidad. Siempre estuvimos conscientes de este factor, pero<br />
ello no nos acobardó. Como fuerza ofensiva ha llamado inclusive la atención de los estrategas<br />
del imperialismo, porque con una fuerza numéricamente escasa el Che pudo desmoralizar durante<br />
largo tiempo al ejército regular, y lo derrotó en sucesivas oportunidades. Su ofensiva táctica<br />
consiste en que siempre tuvo la iniciativa en los combates.<br />
A nuestro juicio, el “foco” guerrillero sigue teniendo vigencia. Su derrota transitoria no<br />
significó su desaparecimiento. En el caso <strong>boliviano</strong> cumplió un papel fundamental, enriqueciendo<br />
las condiciones subjetivas, mostrando universalmente las condiciones miserables<br />
de vida de la población y desarrollando vertiginosamente la conciencia de una masa que espera<br />
ansiosa la hora de combatir. Aún hoy, sin acción armada, el foco sigue teniendo una<br />
gravitación fuerte.<br />
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