Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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pensamiento <strong>boliviano</strong><br />
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* inexistencia de una mecha, capaz de transmitir el fuego a las cargas explosivas: si la<br />
guerrilla no estaba en contacto directo con un medio socialmente favorable, si la carga social realmente<br />
poderosa y a punto de explotar se encontraba en otra parte —en las minas y en La Paz,<br />
en el proletariado y en la pequeña burguesía urbana políticamente avanzada—, se necesitaba entonces,<br />
evidentemente, un vínculo concreto que uniera uno y otro, el detonador y el explosivo,<br />
la vanguardia y las fuerzas motrices de la revolución. Este vínculo es un aparato de transmisión<br />
y de aprovisionamiento de hombres, informaciones, consignas, material de guerra, víveres, capaz<br />
de funcionar en los dos sentidos entre la zona guerrillera y los centros urbanos. Un aparato<br />
de este género es a la vez técnico y político: el funcionamiento técnico del aparato —“los contactos”,<br />
los “correos”, los “refuerzos”— es difícilmente separable de su contenido político y del<br />
grado de importancia que se le asigna en el dispositivo general de la guerrilla.<br />
En 1967, en Bolivia, por una parte este aparato técnico aún no existía cuando comenzaron<br />
las operaciones militares, y, por otra parte, lo que lo sustituía, el embrión de aparato, no se manifestó.<br />
Esto plantea la cuestión práctica de la constitución y de la historia de la “red urbana”,<br />
la retaguardia urbana. Cuestión que depende a su vez de un problema de fondo, de índole política:<br />
¿un frente político de apoyo, aunque no fuese más que embrionario, no era una necesidad<br />
vital para el desarrollo de la guerrilla? ¿Permitían los métodos utilizados la constitución de<br />
un aparato político de este género? ¿Podía una retaguardia, sin identidad política propia y sin<br />
posibilidades de alianzas con las fuerzas populares nacionalmente establecidas, desempeñar incluso<br />
el papel modesto de apoyo logístico que le estaba asignado? Y, finalmente, ¿es posible en<br />
Bolivia, dados los rasgos particulares de su estructura de clase, las tradiciones históricas de lucha,<br />
la historia política reciente de este país, limitar el papel de los centros urbanos y de los<br />
conglomerados obreros de las minas al de una retaguardia o una fuerza de apoyo logística?<br />
Antes de tratar de contestar a estas preguntas, o de ver en todo caso si están bien enunciadas,<br />
continuemos la lectura inmediata de los hechos tales como se presentaron el 1967. Las dos características<br />
indicadas —esterilidad del entorno inmediato del núcleo guerrillero y la ausencia de<br />
correas de transmisión entre la guerrilla y las fuerzas sociales de la revolución— provocaron, pues,<br />
una especie de desfase entre el “pequeño motor” funcionando a toda marcha (la guerrilla) y “el<br />
gran motor” que funcionaba entonces a marcha lenta, casi en punto muerto (el movimiento de<br />
masas nacional). Este desfase se transformó en desajuste en cuanto el motor grande se animó bajo<br />
la influencia del pequeño y volvió a marchar regularmente: los dos funcionaron entonces de modo<br />
paralelo, sin poder sumar sus fuerzas. El motor pequeño tuvo, pues, que vivir en circuito cerrado,<br />
de sus propias reservas energéticas y, cuando éstas se agotaron, como no podía reaprovisionarse<br />
en el exterior ni utilizar las fuentes de energía potencial con las que no tenía contacto directo, se<br />
detuvo. Por otra parte, éstas últimas no pudieron “motorizarse” convenientemente, transformar<br />
sus fuerzas latentes en trabajo político de rendimiento concreto, de tal suerte que derrocharon<br />
también sus reservas en un sacrificio sin resultado.<br />
Así es quizá como podría describirse, utilizando la metáfora “foquista” de los dos motores,<br />
la tragedia latente que detalló abiertamente, el 24 de junio de 1967, con la matanza de San Juan.<br />
El aislamiento de la guerrilla respecto de los centros vitales del país —los centros sociales y políticos<br />
decisivos— tuvo a primera vista un efecto inmediato y particularmente cruel: los testi-<br />
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