Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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Breve deambuleo burocrático<br />
Llegó a La Paz a fines de 1952, donde conoció al que llegaría<br />
a ser su amigo, el dirigente estudiantil de FUB Ricardo<br />
Rojo, militante entonces del radicalismo intransigente<br />
y hoy conocido abogado que no hace mucho visitó el país<br />
para organizar la defensa de Bustos.<br />
Ahí estaban los dos jóvenes esforzándose por comprender<br />
a un pueblo que desde el color de la piel era distinto al<br />
suyo. Llegaron en el momento preciso: Bolivia vivía las sacudidas<br />
de la revolución.<br />
Ernesto Guevara estaba enfermo. El asma que padeció<br />
desde pequeño, lo tenía incómodo. Lo primero que hizo fue<br />
conocer a los conductores de la revolución boliviana, pues<br />
era una forma de acercarse a ese fenómeno a veces oscuro<br />
y profundo que es la revolución. Por un breve tiempo fue funcionario<br />
de SPIC, la antigua Dirección de Información. al parecer le fueron encomendadas tareas<br />
de redactor. También anduvo cerca del Ministerio de Asuntos Campesinos cuando su titular fue el<br />
Dr. Ñuflo Chávez Ortíz y de COMIBOL. Hizo varios amigos entre los movimientistas de izquierda.<br />
“Vimos marchar mineros armados de dinamita”<br />
Para un intelectual de 25 años que buscaba afanosamente el duro rostro de la revolución, el espectáculo<br />
de obreros armados, las manifestaciones callejeras, el irritado voceo del pueblo, creaba<br />
el clima tenso y dramático de esos huidizos instantes de la historia que se dan cada siglo en<br />
la vida de los pueblos. A Ernesto Guevara le tocó ver el contragolpe intentado en la madrugada<br />
del 6 de enero de 1953 y la reacción popular que le siguió horas después. Entonces es cuando<br />
vieron los dos jóvenes argentinos, mineros armados con cartuchos de dinamita y fusiles al hombro.<br />
El espectáculo era impresionante. Rostros enjutos, cuerpos enflaquecidos y esa extraña expresión<br />
de los ojos cuando las multitudes están poseídas por la indignación o una fatal certidumbre.<br />
Se organizaron guardias de emergencia para la protección de edificios públicos y marcharon por<br />
la ciudad patrullas de hombres armados. De acuerdo a informaciones no confirmadas, Che Guevara<br />
habría cumplido un turno de guardia en el Palacio Quemado.<br />
Entre papas, indios y cebollas...<br />
Poco después los dos intelectuales argentinos tomaban un camión rumbo a las minas. Ricardo<br />
Rojo cuenta que cuando el camionero los vió, les ofreció la cabina. Era el gesto de deferencia<br />
habitual con el visitante extranjero y el blanco. Pero Che Guevara imponiéndose esas ásperas<br />
normas personales que en la niñez le ayudaron a vencer el asma, prefirió hacer el viaje<br />
sobre la carga, “entre papas, cebollas e indios” como contó Ricardo Rojo.<br />
En las minas encontró lo que en la Argentina se escondía: hombres irritados, sintiéndose<br />
dueños de sí mismos que en un castellano deficiente expresaban un ideario radical con el que<br />
Guevara quería arrancar su secreto a la historia americana.<br />
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73<br />
El Che llegó a La Paz por<br />
primera vez en 1953.<br />
En la foto, durante su gira<br />
por Argentina.