Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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El recuerdo reformista<br />
Naturalmente, todo esto está dicho de un modo metafórico y vale sólo para los casos extremos.<br />
A decir verdad, esta zona, que está en la periferia de la periferia del país, ha sido<br />
a veces notablemente activa en la historia y los lugares en que hay un mínimo de concentración<br />
han estado en la circunscripción de las viejas reformas del fin del XIX y también en las del<br />
MNR. No hay duda de que Andrés Ibáñez, jefe de los “igualitarios” alzados contra los embotinados<br />
de Santa Cruz alcanzó con sus reformas de 1878 a la misma zona que sería después escenario<br />
de la guerrilla. Ibáñez suprimió, en efecto, en toda la zona cruceña el trabajo gratuito,<br />
la prestación de servicios personales y distribuyó tierras, en la primera reforma agraria del país,<br />
habida cuenta de la frustración de la intentada por Bolívar. El propio Presidente Daza encabezó<br />
la expedición punitiva que, propiciada por los gamonales de oriente y occidente, acabó<br />
por fusilar al noble Ibáñez. Pero ya no lograron volver a los campesinos a las condiciones anteriores<br />
y ésta es la razón por la que, aislada o no, la zona era socialmente más avanzada, el patrón<br />
era un patrón semicapitalista y el salario la forma normal de la retribución, de un modo<br />
que no ocurriría en el occidente del país sino en 1952. De esta manera, una larga tradición en<br />
la propiedad de la tierra estaba ligada al modo humano de este campesinado, que no conoció<br />
el “hambre de tierra” ni aun antes del MNR. Es decir que, el aislamiento que acosa a algunos<br />
de ellos, por una parte, y la tradición en la propiedad del suelo, que crea una mentalidad conservadora,<br />
por la otra, podrían hablar de un campesinado irreclutable y eso sería mecánicamente<br />
normal. Pero las cosas sucedieron al revés: este campesinado, que no tenía tanto por ganar como<br />
el del occidente, luchó sin embargo en una escala mayor y lo que ganó fue el status organizado<br />
de participación en el poder, inmediatamente deformado por el caciquismo.<br />
En cuanto a los obstáculos para el reclutamiento es necesario considerar la cuestión del<br />
antecedente vital: cuando vino el MNR a llamar a la gente venía detrás de lo que había ocurrido<br />
con Busch y Villarroel: era un heredero directo y de una historia que había sido conocida<br />
en el último rincón del país. Esto valía por un programa y el MNR lo explotó con un sentido<br />
efectista: fue un partido que vivió, se expandió y se acorraló al servicio de la táctica, de la que<br />
hizo un fin. La guerrilla en cambio no tenía nada que ofrecer a los campesinos sino la perturbación<br />
de su vida (3) ; no se sabía quiénes eran: los guerrilleros carecían de identidad política y<br />
el propio país supo que el Che estaba en Bolivia sólo unas tres semanas antes de su muerte.<br />
Nadie se ocupó (o nadie pudo hacerlo) de decir a la gente por qué tenía que luchar junto a la<br />
guerrilla que, ahí, sólo tenía el valor de un desafío misterioso al poder.<br />
(3) Francisco Herrera, campesino que era padre del corregidor de Jagüey, dijo: “No podemos seguir alimentando<br />
gratis a los soldados que a diario vienen en busca de víveres, se comen lo poco que tenemos y nos dejan sin nada<br />
y todo por las correrías de esos guerrilleros”. “La última trinchera del Che”, un reportaje en el Churo logrado por<br />
el periodista cochabambino Tomás Molina Céspedes para “PUNTO FINAL” de Santiago de Chile. Publicado el 22<br />
de Octubre de 1968.<br />
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