Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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Discurso del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas<br />
Considero un honor y privilegio singular volver, a ocupar esta tribuna, la más preclara del<br />
pensamiento <strong>boliviano</strong>, para agradecer el homenaje que acabaís de rendir a nuestro pueblo<br />
a través de sus Fuerzas Armadas, y reitero que este homenaje lo habéis rendido al pueblo<br />
<strong>boliviano</strong> pues nosotros los integrantes de la Institución Armada sin diferencia fuimos<br />
nada más que los intérpretes de su voluntad, la voluntad de vivir libres del miedo, libres del<br />
odio, libres de la miseria y depositarios de su mandato nada habríamos podido realizar de<br />
no haber recibido su generoso concurso traducido en multifacéticas contribuciones en las<br />
que el altiplano, valles y trópicos rivalizaron en la demostración de abnegado patriotismo y<br />
renunciaciones ejemplares.<br />
Los hombres del campo, aquellos a quienes teníamos y tenemos en lo más profundo de<br />
nuestro corazón y para quienes anhelamos una vida más digna a la que nuestros esfuerzos van<br />
dirigidos, nos respondieron ampliamente; en este recinto y ante sus honorables representantes<br />
Senadores y Diputados Campesinos, las Fuerzas Armadas por mi intermedio les expresan<br />
su gratitud y su indeclinable decisión de estar siempre codo a codo con ellos.<br />
Recibo pues este homenaje con emocionada gratitud y a nombre de la Institución que represento<br />
y que lo han dicho, dio pruebas incuestionables de respeto a la ley y a la voluntad popular, subrayo<br />
nuestra inquebrantable decisión de aceptar siempre esa servidumbre, “la única que no degrada<br />
es la servidumbre de la ley” al decir del ilustre Franz Tamayo, cuya presencia espiritual casi tangible<br />
en este recinto sacrosanto se hace más admonitoria a medida que el tiempo andado al darnos la suficiente<br />
perspectiva nos hace percibir las verdaderas dimensiones de su figura magistral y paradigmática,<br />
rindo en esa persona egregia el homenaje de admiración al Parlamento <strong>boliviano</strong> dignificado<br />
por patricios de la talla de Baptista, Terrazas, Salamanca, Hernando Siles y tantos otros más.<br />
Cuando hace algo más de medio año la Institución Armada recibió en los cañadones de Ñancahuazú<br />
el zarpazo aleve de mercenarios y apóstoles de falaces evangelios, bien lo sabéis, se encontraron<br />
estructuradas labores de paz y progreso, queríamos y es nuestra voluntad invariable en el presente,<br />
ser los abanderados de este pueblo de cuya entraña hemos nacido en la lucha por superar los niveles<br />
de vida y por encontrar más amplios horizontes de paz, progreso y libertad para sus hijos; pero, heridos<br />
a mansalva, hubimos de abandonar la lucha incruenta para hacer frente al enemigo foráneo en su<br />
mayoría que intentaba convertir nuestras escuelas en sangrientos paredones y pretendió el avasallamiento<br />
de nuestras Instituciones tutelares. Lo hicimos con convicción de encontrarnos empeñados<br />
en una guerra de dimensiones internacionales, pues en ella no defendíamos únicamente fronteras territoriales,<br />
sino y para toda la América un sistema de vida y una filosofía que sigue este Continente que<br />
es el de la paz, de la humana y libre convivencia. Y lo hicimos solos, pese a la exigüidad de nuestros<br />
recursos materiales; asistimos por nadie más que nuestro pueblo, afrontamos a este nuevo imperialismo<br />
tan funesto como otro de cualquiera y fuimos jalonando al enfrentamiento con experiencias amargas<br />
como las de Ñancahuazú e Iripití para luego, munidos de mejores medios materiales y mayor<br />
preparación técnica lograr triunfos como los del Vado del Yeso y de Higueras, donde prácticamente<br />
ha sido destruida la guerrilla, más combativa y mejor comandada al dar muerte en una lucha que ha<br />
de recordar la historia, al Líder Continental del castro-comunismo, al argentino-cubano Ernesto Gue-<br />
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