Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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vara demostrando así, que la cordillera que vertebra la comunidad mestiza del mundo colombiano jamás<br />
será convertida en la Sierra Maestra con que soñara el enlutador de la Isla del Caribe.<br />
Ya podemos columbrar para un futuro inmediato el clima de paz y de trabajo que requiere<br />
el porvenir de nuestro pueblo, pero no debemos dejar que un falso optimismo nos llame a<br />
engaño. El enemigo no es solamente el que se encuentra acorralado en los cantiles serranos.<br />
Con actividad insomne se encuentra trabajando sin tregua de ninguna clase incrustado en múltiples<br />
niveles del ámbito nacional. Y ese enemigo cegado por una mística con paralelos medioevales<br />
favorecido por el soborno cuando no víctima de chantaje, es quizá más peligroso que<br />
el que se siente capaz de luchar con las armas en la mano. Sabemos que ese enemigo tiene sus<br />
mejores aliados en los indiferentes y en los acomodaticios, en los que cierran los ojos frente al<br />
peligro y esperan de los demás los que son incapaces de realizar en la escala que de ellos exige<br />
esta hora de historia y que el pueblo <strong>boliviano</strong> alertado por la sangre derramada por sus soldados<br />
han hecho conciencia de sus deberes de ciudadanos y está resuelta a defender a sus hijos<br />
de cuyos corazones nadie podrá arrancar la imagen de Dios ni de sus espíritus el derecho a disponer<br />
de sus propios destinos.<br />
Este acto de tan señalada trascendencia para nosotros, reconforta a quienes estamos llamados<br />
a ser los primeros en el enfrentamiento definitivo. Sentimos a través de nosotros, ilustres representantes<br />
nacionales, el palpitante y vívido aliento de la Patria que se ungió con el multitudinario<br />
mandato ciudadano, y sabemos que vosotros sois el pueblo mismo, os habéis hecho intérpretes<br />
de su voluntad y estáis diciendo su palabra que tiene signo de perennidad. No importan las armas<br />
que se utilicen frente a un pueblo cuando éste se encuentra galvanizado por la suprema definición<br />
de conservar la libertad fecundada por la sangre generosa de sus hijos.<br />
Habéis rendido homenaje a nuestros muertos. No son los primeros y acaso no sean los últimos,<br />
pues los altares de la Patria exigen holocaustos permanentes. Estos muertos, Oficiales,<br />
Clases y Soldados, que confluyeron desde todos los límites de nuestra brava geografía, constituyeron<br />
para gobernantes y gobernados a un insoslayable requerimiento. Murieron por algo y<br />
ese algo es Bolivia, engendrada en el fragor de la lucha libertaria y nacía para la libertad y la democracia.<br />
No podemos ni debemos traicionarlos, y si los muertos son raíces que extrayendo<br />
de la tierra madre los jugos nutricios que alimentan el árbol del presente, en nombre de ellos<br />
edifiquemos el augural presente capaz de cimentar el grandioso futuro de la Patria.<br />
Y debo terminar. Las FF.AA. de la Nación reiteran por mi intermedio su gratitud por este homenaje.<br />
Tenemos la seguridad que él o ha de circunscribirse al acto tan magnífico con que habéis<br />
querido honrarnos, y que proyectándose en substanciales realizaciones, nos permitirá contar<br />
con vuestro permanente concurso y abierta comprensión. Si queremos tecnificar a nuestros cuadros<br />
y superar sus dotaciones materiales, no nos guía otro anhelo que el de servir a la Patria y<br />
al bienestar y progreso del pueblo al que pertenecemos. Queremos defender sus instituciones,<br />
defender su soberanía y defender sus capitales humanos tan hondamente lesionados por el subdesarrollo<br />
y los bajos niveles de vida. Ayudadnos en esta empresa honorables representantes nacionales<br />
y entonces, más que nunca habréis merecido el bien de la Patria. (Aplausos)<br />
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