Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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éste se contrajo a la dimensión de un partido, primero, y después a la de un pequeño grupo intrapartidario.<br />
Es la diferencia de tamaño entre la amplitud del hueco político abierto por la nación para<br />
alojar subjetivamente el poderoso cuerpo del movimiento del año 52 y la pequeñez de sus magros<br />
restos, lo que dejó ese vacío al que tan frecuentemente aludimos. Ahora bien, si el gran espacio generosamente<br />
abierto para albergar al M.N.R. permanece desocupado, es que habiendo conservado<br />
aquel espacio la forma que tuvo este partido, sólo puede ser llenado por él mismo, redivivo, o por<br />
otro que adoptara su perfil original. ¿Cuál es esta peculiar forma que el cuerpo del M.N.R. ha dejado<br />
impresa en el espacio histórico que ocupó? Esta forma tiene un nombre: Revolución Nacional. Y aquí<br />
encontramos, después de este enfadoso meandro, no sólo la filiación de ese vació que todos quisiéramos<br />
llenar, sino también la evidencia de que lo único que puede llenarlo es un instrumento político<br />
revolucionario.<br />
¿Qué esfuerzos se han hecho para llenar ese vacío? Por algunos días, nada más, el disuelto<br />
F.R.B. pareció realizar un intento dirigido en ese sentido. Sus organizadores confiaron en que<br />
el aturdimiento producido por la frustración y la atonía cívica resultante de un lustro de inútil<br />
despilfarro de energías políticas, les permitiría, cubriéndose con vestiduras ajenas e imitando<br />
el nombre y la voz de un movimiento desvaído, conquistar a las masas. Se engañaron. La exhumación<br />
de un partido y la alianza con otros fueron infructuosas. Y muy pronto el globo político<br />
formado por un ex-partido de ex-izquierda e inflado por las circunstancias, fue pinchado<br />
por la realidad y se desinfló ruidosamente dejando en su lugar un pedazo de goma adaptable<br />
a todas las necesidades. De nada valieron las espaciadas invectivas contra la Rosca, pues el pueblo<br />
había terminado por comprender, gracias a ellos, que la Rosca no es estática sino dinámica<br />
y que en cuanto mecanismo criollo del imperialismo económico, admite nuevos miembros<br />
o socios transeúntes. Este descubrimiento hizo posible una nueva concepción popular de la<br />
Rosca, menos aldeana y, por ello, bien orientada para desenmascarar a los que en cada cambio<br />
de gobierno se incorporan a su estructura simulando repudiarla.<br />
Un estampido en Ñancahuazú<br />
Sin embargo de la inautenticidad de ese conglomerado electoral nominalmente revolucionario<br />
y a despecho del extraordinario incremento de la conciencia revolucionaria nacional, todavía<br />
durante algunos meses y sólo sobre ciertos sectores de la clase media políticamente desprevenidos,<br />
la sofisticación pareció una realidad. Hasta la segunda quincena del mes de Marzo dura esta<br />
obnubilación. Hasta entonces se tuvo en pie el espejismo político; hasta entonces ese conjunto<br />
electoral puso su mejor voluntad para caer en error e inducir a equívoco a un pueblo al que la dura<br />
y vieja familiaridad con la falacia política le ha dado una experiencia que le preserva de toda ilusión<br />
óptica. La fragilidad del gobierno había sido sustraída de la vista popular. En su reemplazo se<br />
exhibía un flanco menos vulnerable: el de la institucionalización operada desde arriba y que siempre,<br />
a pesar de la frustrada experiencia revolucionaria nacional, opera sobre la mentalidad boliviana<br />
con un efecto casi mágico. Pero un día del mes de Marzo se oye un estampido en Ñancahuazú<br />
y su eco llegó hasta las ciudades despertándonos a la realidad. No a todos, es verdad; algunas continúan<br />
mirándola sin verla. ¿Por qué la aparición de las guerrillas en nuestro territorio ha causado<br />
el mismo efecto que un soplo sobre un castillo de naipes? Por qué el <strong>boliviano</strong> de hoy, periodísti-<br />
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