Pensamiento boliviano
El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios. Tomo 5 ...
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<strong>Pensamiento</strong> <strong>boliviano</strong><br />
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de esperanzas, de ideales y de protagonizaciones en la lucha de su liberación, para encontrar<br />
su propio destino, en gran parte, y que solamente necesitan ser complementadas.<br />
Aún cuando las condiciones hubieran sido favorables para aplicar la guerrilla del “Che”, opino<br />
que en la práctica, igualmente hubiera fracasado, por la sencilla razón de su carácter foráneo,<br />
incapaz de generar la simpatía necesaria en un pueblo que considera que su soberanía no<br />
puede ser mancillada ni con el incentivo de toda una campaña de publicidad.<br />
En este orden, sin pretender disminuir ni elevar su personalidad, ubicamos al “Che”, equivocado<br />
en el proceso <strong>boliviano</strong>; por tanto debía ser derrotado al final, irremediablemente, por<br />
auspiciosos que hubieran sido sus propósitos, en el orden político o en el campo táctico.<br />
Siguiendo esta secuencia, ubicamos en tercer lugar a la guerrilla de carácter nacional, combatida<br />
por una contraguerrilla internacional e importada, cuyo ejemplo fue Vietnam, donde los<br />
medios bélicos que se emplearon, nunca fueron suficientes para destruir el espíritu nacional<br />
de un pueblo que luchó y venció por su propia liberación.<br />
En este orden de acontecimientos, no se puede afirmar, en consecuencia que exista una teoría guerrillera<br />
de carácter universal, capaz de ser aplicada en cualquier país, sin tener en cuenta sus propios valores<br />
ubicados en el tiempo y en el espacio; obrar contrariamente, es ir por el camino seguro del fracaso.<br />
Durante el proceso de las guerrillas bolivianas del año 1967, ubicamos al “Che” en la segunda<br />
clasificación de las guerrillas, por ser un conductor que pretendió subvertir un orden,<br />
para abrir un nuevo frente en América del Sur, encuadrado en un marco político y estratégico<br />
ideal para él, con un grupo de voluntarios que iban a luchar en un medio completamente desconocido,<br />
contra la idiosincrasia no sólo de un pueblo, sino inclusive, contra la manera de ser<br />
de sus propios correligionarios nacidos en Bolivia.<br />
De ahí su fracaso a lo largo de pocos meses de lucha, sin conseguir sus propósitos primarios<br />
de aumentar paulatinamente el caudal de combatientes. Fenómeno que puede explicarse<br />
por la actuación preponderante que le cupo al campesino de aquellos lugares, porque en Bolivia,<br />
ese hombre de campo es dueño de las tierras que trabaja, debido a un cambio político y<br />
social de los últimos tiempos que se produjo en la revolución del año 1952, quince años antes<br />
de la guerrilla emprendida por el “Che”.<br />
Si bien su experiencia pudo hacerle pensar que ese campesino serviría para sus propósitos,<br />
en la práctica resultó ser que esto sólo se produjo cuando no tenía otra alternativa y, un<br />
temeroso, al verlos bien armados, aunque dispuestos a traicionarlo, no obstante de lo mucho<br />
que se les prometía frente a su aparente miseria en el vestir y su desaliño personal.<br />
Un caso típico de estos campesinos, fue Ciro Algarañáz, de quien habla el “Che” en su diario,<br />
en fecha 18 de enero: “Bajo el aguacero llegó el Loro para informar que Algarañáz había hablado<br />
con Antonio, mostrándose conocedor de muchas cosas y ofreciéndose a colaborar con<br />
nosotros, para la cocaína o lo que sea, mostrando en ese “lo que sea”, la sospecha de que hay<br />
algo más. Le dí instrucciones al Loro de que lo comprometa sin ofrecerle mucho, sólo el pago<br />
de lo que acarrea en su jeep y amenazarlo de muerte si traiciona”.<br />
Como se ve, el “Che” sospechaba de ese campesino y lo creía capaz de traicionarlos a todos,<br />
pero asimismo cometió el error de atraerlo a su bando, en el momento más crítico de su<br />
organización, es decir, en la fase más importante de su preparación y cuando no debía pisar en<br />
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