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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—¡Oh, vamos! -exclamó Karras.<br />
—Entonces es posible.<br />
—Yo no he dicho eso.<br />
—Ahora “yo” seré el doctor -anunció el <strong>de</strong>tective agitando un <strong>de</strong>do-.<br />
Usted no dijo que no, sino que volvió a hacerse el gracioso. Eso es estar a la<br />
<strong>de</strong>fensiva, padre, a la <strong>de</strong>fensiva. Usted tiene miedo <strong>de</strong> parecer incauto, tal<br />
vez; un cura supersticioso frente a Kin<strong>de</strong>rman, el cerebro director, el<br />
racionalista -se tocó las sienes con los <strong>de</strong>dos-, el genio que está junto a<br />
usted, la personificación <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Razón. ¿Estoy en lo cierto?<br />
<strong>El</strong> jesuita lo miraba con creciente incredulidad y respeto.<br />
—Muy astuto <strong>de</strong> su parte -comentó.<br />
—Muy bien; entonces -gruñó Kin<strong>de</strong>rman- le preguntaré <strong>de</strong> nuevo: ¿Es<br />
posible que haya brujería aquí, en el distrito?<br />
—Bueno, no sabría <strong>de</strong>cirle -respondió Karras pensativo, con los brazos<br />
cruzados-. Pero en algunas partes <strong>de</strong> Europa se dicen aún misas negras.<br />
—¿Hoy?<br />
—Sí, hoy.<br />
—¿Quiere usted <strong>de</strong>cir que lo hacen igual que en los viejos tiempos,<br />
padre? Mire, yo he leído algo sobre esas cosas <strong>de</strong>l sexo, <strong>de</strong> las estatuas y<br />
qué sé yo cuánto más. No quisiera molestarlo, pero, ¿es verdad que se han<br />
hecho todas esas cosas?<br />
—No lo sé.<br />
—Entonces, ¿cuál es su opinión, Padre Defensivo?<br />
<strong>El</strong> jesuita sofocó la risa.<br />
—Pues que creo que fueron reales. O, por lo menos, así lo sospecho.<br />
Pero la mayor parte <strong>de</strong> mi razonamiento se basa en la patología. Claro, fue<br />
una misa negra. Pero cualquier persona que haga esas cosas es un ser muy<br />
enfermo, y enfermo <strong>de</strong> un modo muy especial. Hay un nombre clínico para<br />
esa clase <strong>de</strong> perturbación; se llama satanismo, y se refiere a esas personas<br />
que no pue<strong>de</strong>n tener ningún placer sexual, a menos que sea en conexión con<br />
un acto blasfemo. Aún es bastante frecuente, y la Misa Negra fue usada sólo<br />
como justificante.<br />
—Perdone, pero esas cosas con las estatuas <strong>de</strong> Jesús y María...<br />
—Sí, ¿qué pasa?<br />
—¿Eran ciertas?<br />
—Creo que lo que voy a <strong>de</strong>cirle pue<strong>de</strong> interesarle, como policía.<br />
-Habiéndose <strong>de</strong>spertado y excitado el interés profesional, el tono <strong>de</strong> Karras<br />
se volvió más animado-. En los archivos <strong>de</strong> la Policía <strong>de</strong> París figura todavía<br />
el caso <strong>de</strong> dos monjes <strong>de</strong> un monasterio cercano a... -Se rascó la cabeza,<br />
tratando <strong>de</strong> recordar-. Sí, el <strong>de</strong> Crépy, creo. Bueno, don<strong>de</strong> sea -Se encogió<br />
<strong>de</strong> hombros-. Por allí cerca. Lo cierto es que los monjes llegaron a una<br />
posada y armaron un lío porque querían una cama para tres. Al tercero lo<br />
llevaban a cuestas: era una estatua, en tamaño natural, <strong>de</strong> la Virgen María.<br />
—¡Dios mío! ¡Es horripilante! -musitó el <strong>de</strong>tective-. ¡Horripilante!<br />
—Pero verda<strong>de</strong>ro. Y una clara indicación <strong>de</strong> que lo que usted ha leído se<br />
basa en hechos reales.