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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—Ese es uno <strong>de</strong> los mitos -le explicó Klein con calma-. Por lo menos, eso<br />
es lo que piensa la mayoría <strong>de</strong> los médicos. Mire, prácticamente cualquiera<br />
pue<strong>de</strong> tener convulsiones. La mayoría hemos nacido con una gran resistencia<br />
contra las convulsiones; otros, con poca, <strong>de</strong> modo que la diferencia entre<br />
usted y un epiléptico es una cuestión <strong>de</strong> grado. Eso es todo. Sólo <strong>de</strong> grado.<br />
No es una enfermedad.<br />
—Entonces, ¿qué es? ¿Una alucinación caprichosa?<br />
—Un trastorno: un trastorno que pue<strong>de</strong> dominarse. Y hay muchas clases<br />
<strong>de</strong> trastornos <strong>de</strong> este tipo, señora. Por ejemplo, usted está ahora sentada<br />
aquí y, por un momento, se distrae y no capta algo <strong>de</strong> lo que estoy diciendo.<br />
Pues bien, eso es una especie <strong>de</strong> epilepsia, señora. Sí, es un verda<strong>de</strong>ro<br />
ataque <strong>de</strong> epilepsia.<br />
—Sí, claro, pero eso no es lo <strong>de</strong> Regan -refutó Chris-. ¿Y a qué se <strong>de</strong>be<br />
el que le haya cogido <strong>de</strong> repente?<br />
—Mire, todavía no estamos seguros <strong>de</strong> que sea eso lo que tiene, y<br />
admito que tal vez tenga usted razón; probablemente sea psicosomático. Sin<br />
embargo, lo dudo. Y, para respon<strong>de</strong>r a su pregunta, <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cirle que un<br />
gran número <strong>de</strong> cambios en el funcionamiento <strong>de</strong>l cerebro pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar una convulsión en los epilépticos: preocupación, fatiga,<br />
presión emocional, una nota en particular <strong>de</strong> un instrumento musical... En<br />
cierta ocasión atendí a un paciente que sufría ataques sólo en el autobús,<br />
cuando se hallaba a una manzana <strong>de</strong> su casa. Pues bien, al fin <strong>de</strong>scubrimos<br />
el motivo: una luz intermitente, que provenía <strong>de</strong> una empalizada blanca, se<br />
reflejaba en la ventanilla <strong>de</strong>l autobús. A otra hora <strong>de</strong>l día, o si el autobús iba<br />
a distinta velocidad, no sufría convulsiones. Tenía una lesión en el cerebro,<br />
causada por alguna enfermedad <strong>de</strong> la niñez. En el caso <strong>de</strong> su hija, el trauma<br />
estaría situado más a<strong>de</strong>lante, en el lóbulo temporal, y cuando éste es<br />
afectado por un <strong>de</strong>terminado impulso eléctrico <strong>de</strong> cierta longitud y frecuencia<br />
<strong>de</strong> onda, origina un repentino estallido <strong>de</strong> reacciones anormales, partiendo<br />
<strong>de</strong> la profundidad <strong>de</strong> un foco que está en el lóbulo. ¿Entien<strong>de</strong>?<br />
—Supongo que sí -suspiró Chris, abatida-. Pero lo que no entiendo es<br />
cómo se le pue<strong>de</strong> cambiar totalmente la personalidad.<br />
—Es muy común en el lóbulo temporal y pue<strong>de</strong> durar varios días y aun<br />
semanas. No es raro encontrarse con un comportamiento <strong>de</strong>structivo y hasta<br />
criminal. En realidad se produce un cambio tan gran<strong>de</strong>, que hace doscientos<br />
o trescientos años se consi<strong>de</strong>raba que los que tenían trastornos en el lóbulo<br />
temporal estaban poseídos por el <strong>de</strong>monio.<br />
—¿Estaban “qué”?<br />
—Gobernados por la mente <strong>de</strong> un <strong>de</strong>monio. Algo así como una versión<br />
supersticiosa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong> la personalidad.<br />
Chris cerró los ojos y apoyó la frente sobre un puño.<br />
—Dígame algo bueno -murmuró.<br />
—Vamos, no se alarme. Si “es” una lesión, en cierto modo tendrá<br />
suerte. En este caso, lo único que tendríamos que hacer sería extraer la capa<br />
<strong>de</strong> la cicatriz.<br />
—¡Ah, magnífico!