You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—¿Cree usted que Dennings llevó el libro arriba? ¿O que ya estaba allí?<br />
—Creo que ya estaba allí -respondió Chris.<br />
Karras reflexionó sobre esto.<br />
Luego se puso en pie.<br />
—Bueno, ¿necesita el coche?<br />
—No; pue<strong>de</strong> seguir usándolo.<br />
—De acuerdo. Ya nos veremos.<br />
—Hasta luego, padre.<br />
—Hasta luego.<br />
Salió y se a<strong>de</strong>ntró en la tumultuosa y agitada calle. Regan. Dennings.<br />
“¡Imposible! ¡No!” Y, sin embargo, existía la casi convicción <strong>de</strong> Chris, su<br />
histeria.<br />
“Precisamente son eso: imaginaciones histéricas. Pero”... Rastreaba<br />
certezas como hojas en el viento cortante.<br />
Al pasar junto a la escalinata cerca <strong>de</strong> la casa oyó un ruido abajo, junto<br />
al río. Se <strong>de</strong>tuvo y miró en dirección al canal C_&O. Una armónica. Alguien<br />
tocaba. “<strong>El</strong> valle <strong>de</strong>l Río Rojo”. La canción favorita <strong>de</strong> Karras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez.<br />
Escuchó hasta que las notas fueron ahogadas por el ruido <strong>de</strong>l tránsito,<br />
hasta que su errante reminiscencia fue hecha pedazos por un mundo ahora<br />
atormentado que clamaba ayuda, que chorreaba sangre sobre el humo <strong>de</strong> los<br />
tubos <strong>de</strong> escape. Se metió las manos en los bolsillos. Pensaba febrilmente.<br />
En Chris. En Regan. En Lucas, dando puntapiés a Tranquille. Debía hacer<br />
algo. Pero, ¿qué? ¿Le sería posible ir más allá <strong>de</strong> don<strong>de</strong> habían llegado los<br />
clínicos <strong>de</strong> ‘Barringer’? ‘...ir a la Central Casting...’ Sí, sí, sabía la respuesta:<br />
la esperanza. Recordó el caso <strong>de</strong> Achille. Poseso. Como Regan, también él se<br />
había llamado <strong>de</strong>monio a sí mismo; como el <strong>de</strong> Regan, su trastorno se había<br />
originado en un sentimiento <strong>de</strong> culpabilidad: remordimiento por su<br />
infi<strong>de</strong>lidad conyugal. <strong>El</strong> psicólogo Janet había efectuado una cura fingiendo<br />
hipnóticamente la presencia <strong>de</strong> la esposa, que apareció ante los alucinados<br />
ojos <strong>de</strong> Achille y lo perdonó solemnemente. Karras asintió para sí. La<br />
sugestión podría resultar eficaz con Regan. Pero no a través <strong>de</strong> la hipnosis.<br />
Lo habían intentado en ‘Barringer’. No. La sugestión neutralizante para<br />
Regan -creía él- era el ritual <strong>de</strong>l exorcismo. <strong>El</strong>la sabía lo que era, conocía sus<br />
efectos. “Su reacción ante el agua bendita. Lo tomó <strong>de</strong>l libro”. Y en el libro<br />
había <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> exorcismos realizados con éxito. “¡Podría resultar!<br />
¡Podría! ¡Podría resultar!” Pero, ¿cómo obtener el permiso <strong>de</strong>l Obispado?<br />
¿Cómo presentar el caso sin mencionar a Dennings? Karras no podía mentir<br />
al obispo. No falsificaría los hechos. “¡Pero pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar que los hechos<br />
hablen por sí solos! ¿Que hechos?”<br />
Las cintas que estaban en el Instituto. ¿Qué encontraría Frank? ?<br />
”Podría” haber encontrado algo? No. Pero, ¿quién sabía?<br />
Regan no había distinguido el agua bendita <strong>de</strong>l agua común. “Claro.<br />
Pero si admitía que ella pue<strong>de</strong> leer mi mente, ¿cómo es que no reconoció la<br />
diferencia?” Se puso una mano en la frente. Tenía dolor <strong>de</strong> cabeza. Sentíase<br />
confuso.<br />
“¡Por Dios, Karras, <strong>de</strong>spierta!<br />
¡Alguien se muere! ¡Despierta!”