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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

—Ha mencionado usted al padre <strong>de</strong> la niña -dijo Klein.<br />

Chris levantó la vista.<br />

—¿Cree que <strong>de</strong>bo llevarla a un psiquíatra?<br />

—No. Yo esperaría a ver qué pasa con la ‘Ritalina’. Creo que ahí está la<br />

clave. Espere dos o tres semanas.<br />

—De modo que usted cree que todo se <strong>de</strong>be a los nervios, ¿verdad?<br />

—Sospecho que sí.<br />

—¿Y esas mentiras que ha venido diciendo? ¿Se van a acabar con esto?<br />

Su respuesta la <strong>de</strong>sconcertó.<br />

Él le preguntó si alguna vez había oído a Regan <strong>de</strong>cir palabras feas u<br />

obscenas.<br />

—Nunca -respondió.<br />

—Bueno, eso tiene mucho que ver con sus mentiras. No es lo común, <strong>de</strong><br />

acuerdo con lo que usted me cuenta, pero en ciertos trastornos mentales<br />

pue<strong>de</strong>...<br />

—Espere un momento -lo interrumpió Chris, perpleja-. ¿Cómo se le ha<br />

ocurrido que pueda <strong>de</strong>cir obscenida<strong>de</strong>s? ¿Es eso lo que ha dicho usted o yo lo<br />

he entendido mal?<br />

Él la contempló durante unos momentos con cierta curiosidad, pensó y<br />

luego aventuró, cautelosamente:<br />

—Sí, yo diría que dice obscenida<strong>de</strong>s. ¿No la ha oído nunca <strong>de</strong>cirlas?<br />

—“Todavía” no.<br />

—Pues a mí me ha dicho unas cuantas mientras la examinaba, señora.<br />

—¡Está bromeando! ¿Como qué, por ejemplo?<br />

Adoptó una actitud algo ambigua.<br />

—Bueno, yo diría que su vocabulario es bastante extenso.<br />

—Pero, ¿qué? ¡Dígame un ejemplo!<br />

Él se encogió <strong>de</strong> hombros.<br />

—¿Se refiere usted a ‘mierda’ o ‘me cago en...’?<br />

<strong>El</strong> médico se sintió más aliviado:<br />

—Sí. Ha empleado esas palabras.<br />

—¿Y qué más ha dicho? Literalmente.<br />

—Pues me aconsejó que alejara mis <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> mierda <strong>de</strong> sus órganos<br />

genitales.<br />

Chris abrió la boca, horrorizada.<br />

—¿Ha usado “esas” mismas palabras?<br />

—Es común, mistress MacNeil, y yo no me preocuparía en absoluto por<br />

eso. Es parte <strong>de</strong>l síndrome.<br />

<strong>El</strong>la movió la cabeza <strong>de</strong> un lado para otro, mirándose los zapatos.<br />

—Me parece increíble.<br />

<strong>El</strong> facultativo trató <strong>de</strong> consolarla:<br />

—Dudo <strong>de</strong> que entendiera lo que <strong>de</strong>cía.<br />

—Sí, tal vez -murmuró Chris-. O quizá no.<br />

—Pruebe con la ‘Ritalina’ -le aconsejó-, y veremos qué tal reacciona. Me<br />

gustaría examinarla <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos semanas.<br />

Consultó una agenda que había sobre su escritorio.

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