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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—No se han dado más <strong>de</strong> cien casos auténticos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sdoblamiento <strong>de</strong><br />
personalidad, mistress MacNeil. Es un estado raro. Sé que la tentación sería<br />
recurrir a la Psiquiatría, pero cualquier psiquíatra responsable agotaría<br />
primero las posibilida<strong>de</strong>s somáticas. Es el procedimiento más seguro.<br />
—De acuerdo. ¿Qué viene ahora, entonces? -suspiró Chris.<br />
—Una punción lumbar -contestó David.<br />
—¿En la columna?<br />
Asintió.<br />
—Lo que no ha aparecido en las radiografías ni en el<br />
electroencefalograma podría mostrarse ahora. O, por lo menos, <strong>de</strong>scartaría<br />
otras posibilida<strong>de</strong>s. Querría hacerlo ahora, aquí mismo, mientras duerme. Le<br />
voy a poner anestesia local, por supuesto, para evitar que se mueva.<br />
—¿Cómo podrá saltar en la cama <strong>de</strong> ese modo? -preguntó Chris,<br />
frunciendo la cara con expresión ansiosa.<br />
—Bueno, creo que ya hemos hablado <strong>de</strong> eso -dijo Klein-. Los estados<br />
patológicos pue<strong>de</strong>n originar una fuerza anormal y acelerar las funciones<br />
matrices.<br />
—Pero no saben por qué -dijo Chris.<br />
—Según parece, tiene algo que ver con la motivación -comentó David-.<br />
Es lo único que sabemos.<br />
—Entonces, ¿po<strong>de</strong>mos hacer la punción?<br />
Mientras clavaba la vista en el suelo, Chris suspiró, relajándose.<br />
—Pue<strong>de</strong>n hacerlo -murmuró-. Hagan todo lo que sea necesario. Pero<br />
cúrenmela.<br />
—Lo procuraremos -dijo Klein-. ¿Me permite usar el teléfono?<br />
—Por supuesto; venga. Está en el <strong>de</strong>spacho.<br />
—A propósito -dijo Klein, cuando ella se volvió para prece<strong>de</strong>rlos-, tienen<br />
que cambiar las sábanas.<br />
—Yo lo haré -dijo Sharon, y se fue hacia el dormitorio <strong>de</strong> Regan.<br />
—¿Puedo prepararles café? -preguntó Chris, mientras los médicos la<br />
seguían escaleras abajo-. Le he dado la tar<strong>de</strong> libre al ama <strong>de</strong> llaves, <strong>de</strong> modo<br />
que habrá <strong>de</strong> ser instantáneo.<br />
<strong>El</strong>los rehusaron.<br />
—Veo que todavía no ha hecho arreglar la ventana -comentó Klein.<br />
—No; ya hemos llamado -le dijo Chris-. Mañana traerán persianas que<br />
se puedan asegurar con cerrojo.<br />
Él asintió.<br />
Entraron en el <strong>de</strong>spacho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> Klein llamó a su consultorio y dio<br />
instrucciones a un ayudante para que mandara a la casa el instrumental<br />
necesario y la medicación.<br />
—Y preparen el laboratorio para un análisis <strong>de</strong> líquido cefalorraquí<strong>de</strong>o -lo<br />
instruyó Klein-. Lo haré yo mismo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la punción.<br />
Cuando terminó <strong>de</strong> hablar, se volvió hacia Chris y le preguntó qué había<br />
sucedido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que él vio a Regan por última vez.<br />
—<strong>El</strong> martes -dijo Chris- no pasó nada. Se metió en la cama y durmió <strong>de</strong><br />
un tirón hasta la mañana siguiente; luego... ¡oh, no, no, espere! -se corrigió-<br />
. No fue así.