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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
armario. Regan estaba parada en el centro <strong>de</strong> la habitación, mirando el<br />
techo.<br />
—¿Qué estás haciendo? -le preguntó Chris mientras buscaba el vestido.<br />
Era <strong>de</strong> algodón celeste.<br />
Lo había comprado la semana anterior y recordaba haberlo colgado en<br />
el armario.<br />
—Oigo ruidos extraños -dijo Regan.<br />
—Ya lo sé. Tenemos visitas.<br />
Regan la miró.<br />
—¿Eh?<br />
—Ardillas, querida: ardillas en el altillo.<br />
Las ratas le producían náuseas y pánico a su hija. Hasta los ratoncitos la<br />
molestaban.<br />
La búsqueda <strong>de</strong>l vestido resultó infructuosa.<br />
—¿Ves como no está ahí?<br />
—Sí, ya lo he visto. Tal vez Willie se lo haya llevado con la ropa sucia.<br />
—Tampoco está.<br />
—Bueno, entonces ponte el azul marino. Es muy bonito.<br />
Fueron al ‘Hot Shoppe’.<br />
Chris pidió ensalada, mientras que Regan tomó sopa, cuatro bollitos,<br />
pollo frito, un batido <strong>de</strong> chocolate y dos raciones <strong>de</strong> tarta <strong>de</strong> fresas con<br />
crema <strong>de</strong> café helada.<br />
“¿Adón<strong>de</strong> meterá tanto?” -se preguntaba Chris con ternura-. “¿En sus<br />
muñecas?” La niña era <strong>de</strong>lgada como una leve esperanza.<br />
Chris se fumó un cigarrillo mientras se tomaba el café y miró por la<br />
ventana <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha.<br />
<strong>El</strong> río parecía esperar, oscuro y quieto.<br />
—Muy rica la cena, mamá.<br />
Chris se volvió, y, como pasaba a menudo, contuvo el aliento, sintiendo<br />
<strong>de</strong> nuevo el dolor <strong>de</strong> reconocer la imagen <strong>de</strong> Howard en la cara <strong>de</strong> Regan.<br />
Era el ángulo <strong>de</strong> la luz. Clavó la vista en el plato <strong>de</strong> la niña.<br />
—¿Vas a <strong>de</strong>jar ese pedazo <strong>de</strong> tarta? -le preguntó.<br />
Regan bajó los ojos.<br />
—Me he comido muchos caramelos.<br />
Chris apagó el cigarrillo y se rió.<br />
—Vamos.<br />
Volvieron antes <strong>de</strong> las siete.<br />
Willie y Karl ya habían regresado. Regan se fue corriendo hacia el cuarto<br />
<strong>de</strong> los juguetes en el sótano, ansiosa por terminar la escultura para su<br />
madre. Chris se encaminó a la cocina en busca <strong>de</strong>l libreto. Encontró a Willie,<br />
que preparaba el café. Tosca mujerona.<br />
Parecía huraña y malhumorada.<br />
—Hola, Willie, ¿cómo les ha ido? ¿Se han divertido?