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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
comprobaría y usted no tendría ningún disgusto. Su esposa no se enteraría.<br />
Dígame, pues: ¿dón<strong>de</strong> estaba en el momento <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Dennings?<br />
Por un momento, algo tembló en la profundidad <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> Karl;<br />
pero éste lo reprimió en seguida.<br />
—¡En el cine! -insistió, apretando los labios.<br />
<strong>El</strong> <strong>de</strong>tective lo examinó, silencioso e inmóvil, sin emitir más sonido que<br />
su ja<strong>de</strong>o mientras los segundos transcurrían pesadamente, pesadamente...<br />
—¿Me va a <strong>de</strong>tener? -Karl interrumpió el silencio con voz algo<br />
temblorosa.<br />
<strong>El</strong> <strong>de</strong>tective no respondió, sino que siguió mirándolo fijamente, sin<br />
pestañear; y cuando Karl parecía dispuesto a seguir hablando, el <strong>de</strong>tective se<br />
alejó bruscamente <strong>de</strong> la baranda y se dirigió, con las manos en los bolsillos,<br />
hasta el coche-patrulla. Caminó sin prisa, mirando a <strong>de</strong>recha e izquierda,<br />
como un turista curioso.<br />
Des<strong>de</strong> la escalinata, Karl, con sus facciones impasibles, vio que<br />
Kin<strong>de</strong>rman abría la portezuela <strong>de</strong>l coche, buscaba una caja <strong>de</strong> pañuelos <strong>de</strong><br />
papel sobre el tablero, sacaba uno y se sonaba la nariz mientras miraba, con<br />
aire ausente, hacia el otro lado <strong>de</strong>l río, como si estuviera <strong>de</strong>cidiendo dón<strong>de</strong> ir<br />
a almorzar. Luego entró en el auto sin volverse a mirar para atrás.<br />
Cuando el coche arrancó y dobló por la esquina <strong>de</strong> la Calle Treinta y<br />
Cinco, Karl comprobó que no tenía apoyada la mano en el picaporte y que<br />
temblaba.<br />
Al oír que se cerraba la puerta, Chris estaba meditando en el bar <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>spacho y sirviéndose una vodka con hielo. Ruido <strong>de</strong> pasos.<br />
Karl que subía las escaleras...<br />
<strong>El</strong>la tomó el vaso y se dirigió lentamente hacia la cocina, removiendo la<br />
vodka con el <strong>de</strong>do índice, mientras su mirada permanecía ausente. Algo...<br />
algo andaba horriblemente mal. Como una luz que se filtra por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
una puerta, un resplandor <strong>de</strong> espanto penetró en el rincón más oscuro <strong>de</strong> su<br />
mente.<br />
¿Qué había <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la puerta? ¿Qué era?<br />
“¡No mires!”<br />
Entró en la cocina, se sentó a la mesa y empezó a beberse la vodka.<br />
“Creo que lo mató un hombre con mucha fuerza”.<br />
Bajó la mirada y la clavó en el libro <strong>de</strong> brujería.<br />
“Algo”...<br />
Ruido <strong>de</strong> pasos. Sharon que volvía <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> Regan. Entraba. Se<br />
sentaba a la máquina <strong>de</strong> escribir, ponía el papel.<br />
“Algo”...<br />
—Muy escalofriante -murmuró Sharon, mientras sus <strong>de</strong>dos <strong>de</strong>scansaban<br />
sobre el teclado y sus ojos miraban las notas <strong>de</strong> taquigrafía que tenía al lado.<br />
No hubo respuesta. En la estancia parecía palparse la inquietud. Chris<br />
bebía con aire ausente.<br />
Sharon rompió el silencio con voz baja y tensa.<br />
—Hay una enorme cantidad <strong>de</strong> fuma<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> “hippies” cerca <strong>de</strong> la calle<br />
M y la avenida Wisconsin.