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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
Luego llamó a Mrs. Perrin. Había salido. Chris colgó el teléfono con un<br />
creciente sentimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación. Alguien. Tendría que conseguir<br />
ayuda <strong>de</strong>...<br />
—...“Los casos más fáciles <strong>de</strong> tratar son aquellos en que la entidad<br />
posesora es el espíritu <strong>de</strong> algún muerto. Casi nunca se observan paroxismo,<br />
hiperactividad o excitación motora. Sin embargo, en el otro importante tipo,<br />
o sea, el <strong>de</strong> posesión sonambuliforme, la nueva personalidad es siempre<br />
agresiva, hostil respecto a la primera”.<br />
De hecho su principal objetivo es <strong>de</strong>struir, torturar y, a veces, incluso<br />
matar. Se envió a la casa un juego <strong>de</strong> correas <strong>de</strong> sujeción. Chris, pálida y<br />
agotada, contempló cómo Karl las aseguraba en la cama <strong>de</strong> Regan y en sus<br />
muñecas. Luego, mientras Chris le movía las almohadas en un intento por<br />
centrarlas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cabeza, el suizo se en<strong>de</strong>rezó y miró compasivamente<br />
el <strong>de</strong>macrado semblante <strong>de</strong> la niña.<br />
—¿Mejorará? -preguntó. Un <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> emoción había teñido sus palabras;<br />
las pronunció como subrayándolas levemente por la preocupación.<br />
Pero Chris no podía contestarle. Mientras Karl le hablaba, ella había<br />
tomado un objeto que se hallaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la almohada <strong>de</strong> Regan.<br />
—¿Quién ha puesto aquí este crucifijo? -preguntó.<br />
—“<strong>El</strong> síndrome es sólo la manifestación <strong>de</strong> algún conflicto, <strong>de</strong> alguna<br />
culpa, por lo que tratamos <strong>de</strong> llegar a él, <strong>de</strong> saber qué es. En tal caso, el<br />
mejor procedimiento es la hipnosis. Sin embargo, no pudimos hacerlo con<br />
ella. Así, probamos con narcosíntesis -esto es, un tratamiento a base <strong>de</strong><br />
narcóticos-, pero francamente, me parece que va a ser otro camino sin<br />
salida”.<br />
—“Entonces, ¿qué sigue ahora?”<br />
—“Tiempo; me temo que lo único que que<strong>de</strong> sea esperar. Tendremos<br />
que seguir intentando, en espera <strong>de</strong> que se produzca algún cambio.<br />
Entretanto, habrá que internarla para”...<br />
Chris encontró a Sharon en la cocina preparando la máquina <strong>de</strong> escribir<br />
sobre la mesa. Hacía poco la había traído <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> los juguetes, en el<br />
sótano. Willie cortaba rebanadas <strong>de</strong> zanahorias en el frega<strong>de</strong>ro, para hacer<br />
un guiso.<br />
—¿Has sido tú la que ha puesto el crucifijo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su almohada,<br />
Shar? -preguntó Chris, con gran tensión.<br />
—¿Qué...? -respondió Sharon <strong>de</strong>sconcertada.<br />
—¿No has sido tú?<br />
—Chris, no sabes lo que estás diciendo. Mira, ya te lo dije en el avión: lo<br />
único que le he dicho a Rags en este sentido es que ‘Dios creó el mundo’, y<br />
tal vez algunas cosas sobre...<br />
—Está bien, Sharon, está bien, te creo, pero...<br />
—Yo no lo he puesto -refunfuñó Willie, a la <strong>de</strong>fensiva.<br />
—¡Pues “alguien” lo ha tenido que poner! -estalló Chris; luego se dirigió<br />
a Karl, cuando éste entró en la cocina y abrió la nevera-. Mire, le voy a<br />
preguntar nuevamente -gritó en un tono que lindaba con la estri<strong>de</strong>ncia-: ¿ha<br />
sido usted el que ha puesto ese crucifijo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su almohada?