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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

<strong>El</strong> sacerdote escuchaba y <strong>de</strong>cía muy poco: alguna pregunta <strong>de</strong> vez en<br />

cuando, un gesto <strong>de</strong> asentimiento, un fruncir <strong>de</strong> cejas.<br />

Chris reconoció que al principio creía que el exorcismo era una cura por<br />

“shock”.<br />

—Ahora no lo sé -dijo, sacudiendo la cabeza, al tiempo que mantenía<br />

sus pecosos <strong>de</strong>dos nerviosamente entrelazados sobre la falda-.<br />

Honestamente no lo sé. -Levantó la vista hacia el pensativo sacerdote-. ¿Qué<br />

piensa “usted”, padre?<br />

—Comportamiento compulsivo, producto <strong>de</strong> un sentimiento <strong>de</strong> culpa,<br />

unido, quizás, a una doble personalidad.<br />

—¡Padre, ya me han repetido eso muchas veces! ¿Cómo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo<br />

también usted, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo que ha visto hace un momento? -Si usted<br />

hubiera visto tantos pacientes como yo en salas <strong>de</strong> psiquiatría, lo podría<br />

<strong>de</strong>cir muy fácilmente -le aseguró-. ¿Posesión por el <strong>de</strong>monio? Pero su hija no<br />

dice que ella sea un <strong>de</strong>monio, sino que insiste en que es el “diablo en<br />

persona”, y ¡eso es lo mismo que afirmar que usted es Napoleón Bonaparte!<br />

¿Se da cuenta?<br />

—Entonces explíqueme lo <strong>de</strong> los golpes y todas esas cosas.<br />

—No los he oído.<br />

—Pues los oyeron también en la ‘Clínica Barringer’, padre, así que no fue<br />

sólo aquí en casa.<br />

—Bueno, tal vez no necesitemos <strong>de</strong> un diablo para explicarlos.<br />

—Pues bien, dígame <strong>de</strong> qué se trata -le exigió.<br />

—Psicokinesis.<br />

—¿Qué es eso?<br />

—Habrá oído usted hablar <strong>de</strong> los fenómenos en que las cosas cambian<br />

<strong>de</strong> lugar, ¿verdad?<br />

—¿Fantasmas que arrojan platos y otros objetos?<br />

Karras asintió.<br />

—No es nada raro, y por lo general, se presenta en adolescentes con<br />

alguna alteración emocional. Según parece, una extrema tensión mental,<br />

pue<strong>de</strong> originar, a veces, una energía <strong>de</strong>sconocida, que hace mover objetos a<br />

una cierta distancia. No hay nada sobrenatural en esto. Como la fuerza<br />

anormal <strong>de</strong> Regan. Le repito que es corriente en Patología. Digamos, si lo<br />

prefiere, que la mente gobierna la materia.<br />

—Digamos que es una locura.<br />

—Bien, <strong>de</strong> cualquier modo, eso suce<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> la posesión.<br />

—¡Vaya! -exclamó cansinamente-. He aquí a una atea y un sacerdote...<br />

—La mejor explicación para cualquier fenómeno -dijo Karras, pasando<br />

por alto la observación- es siempre la más sencilla que se presente y que<br />

incluya todos los hechos.<br />

—Pue<strong>de</strong> ser que yo sea tonta -replicó ella-, pero no me aclara nada en<br />

absoluto al <strong>de</strong>cirme que un duen<strong>de</strong> encantado que está en la cabeza <strong>de</strong> una<br />

persona tira platos al techo. ¿Qué es “entonces”? ¿Me pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, por todos<br />

los santos <strong>de</strong>l cielo, qué “es”?<br />

—No; nosotros...

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