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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
Willie comentó que la había oído en la cocina por la mañana muy<br />
temprano. Me acuerdo <strong>de</strong> que me alegré <strong>de</strong> que tuviera apetito <strong>de</strong> nuevo.<br />
Pero se volvió a la cama, y permaneció en ella el resto <strong>de</strong>l día.<br />
—¿Durmiendo? -le preguntó Klein.<br />
—No, leyendo -respondió Chris-. Entonces empecé a ver las cosas un<br />
poco mejor. Parecía como si el ‘Librium’ hubiera sido lo que le hacía falta.<br />
Noté que estaba algo abstraída, y eso me molestó un poco; pero, aun así,<br />
era un gran progreso. Y anoche, tampoco nada. Hasta esta mañana, en que<br />
empezó <strong>de</strong> nuevo. -Inspiró profundamente-. ¡Y cómo empezó!<br />
Sacudió la cabeza.<br />
Estaba sentada en la cocina -dijo Chris a los médicos-, cuando Regan<br />
bajó corriendo las escaleras; gritando, se abalanzó sobre su madre, se<br />
escondió <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la silla, cogió a Chris por los brazos y le explicó, con voz<br />
aterrorizada, que el capitán Howdy la perseguía, que la había estado<br />
pinchando, dándole puñetazos, empujándola, diciéndole obscenida<strong>de</strong>s,<br />
amenazando con matarla. ‘¡Ahí está!’, había chillado, finalmente, señalando<br />
hacia la puerta <strong>de</strong> la cocina. Luego se <strong>de</strong>rrumbó en el suelo, y su cuerpo se<br />
agitó en espasmos, mientras ja<strong>de</strong>aba y lloraba porque el capitán Howdy la<br />
estaba pateando. Repentinamente -siguió diciendo Chris-, Regan se<br />
incorporó, se paró en medio <strong>de</strong> la cocina, con los brazos extendidos, y<br />
empezó a girar rápidamente, ‘como un trompo’, y estuvo moviéndose así<br />
durante varios minutos, hasta caer exhausta en el suelo.<br />
—Y luego, <strong>de</strong> pronto -terminó Chris, penosamente-, vi ese “odio” en sus<br />
ojos, ese “odio”, y me dijo... -Se atragantó-. Me dijo que era una... ¡Oh,<br />
Dios!<br />
Se tapó los ojos con las manos, mientras sollozaba convulsivamente.<br />
En silencio, Klein se dirigió al bar, abrió el grifo <strong>de</strong>l agua y llenó un vaso.<br />
Se acercó a Chris.<br />
—Pero, ¿don<strong>de</strong> hay un cigarrillo? -Chris suspiró trémula, limpiándose los<br />
ojos con el dorso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos.<br />
Klein le dio el agua y una pildorita ver<strong>de</strong>.<br />
—Pruebe con esto -le aconsejó.<br />
—¿Es un tranquilizante?<br />
—Sí.<br />
—Deme dos.<br />
—Con uno basta.<br />
—¡Qué ahorrativo! -murmuró Chris, con una sonrisa pálida.<br />
Se tragó la píldora y le <strong>de</strong>volvió el vaso, vacío, al médico.<br />
—Gracias -dijo en voz baja, y apoyó la frente sobre sus <strong>de</strong>dos<br />
temblorosos. Movió la cabeza con suavidad-. Sí, ahí fue don<strong>de</strong> empezó<br />
-prosiguió pensativa- todo lo <strong>de</strong>más. Como si ella fuera otra persona.<br />
—¿Tal vez como si fuese el capitán Howdy? -preguntó David.<br />
Chris levantó la vista y lo miró <strong>de</strong>sconcertada. Él la miraba fijamente.<br />
—¿Qué quiere <strong>de</strong>cir? -preguntó.<br />
—No sé. -Encogióse <strong>de</strong> hombros-. Ha sido sólo una pregunta.<br />
<strong>El</strong>la se volvió hacia la chimenea, con la mirada ausente y obsesionada.<br />
—No sé -dijo opacamente-. Era como si fuese otra persona.