You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
ante el estado <strong>de</strong> Regan. En ese momento la niña balbuceaba una<br />
incoherente jerga. Mientras el cardiólogo la examinaba, la niña,<br />
alternativamente, cantaba e imitaba voces <strong>de</strong> animales. Luego apareció<br />
Dennings.<br />
—¡Oh, es terrible! -se quejó ante el especialista-. ¡Simplemente<br />
espantoso! ¡Confío en que pueda usted hacer algo! ¿Pue<strong>de</strong> hacerlo?<br />
Si no, no tendremos adón<strong>de</strong> ir, y todo por que... ¡Oh, este diablo<br />
maldito es un terco! -<strong>El</strong> especialista observaba con expresión extraña<br />
mientras tomaba la tensión a Regan; Dennings miró a Karras y se quejó-:<br />
¿Qué mierda está haciendo? ¿No se da cuenta <strong>de</strong> que la muy cretina tendría<br />
que estar en un sanatorio? ¡En un manicomio, Karras! ¡Usted lo “sabe”! ¡De<br />
veras! ¡Suspendamos este ridículo sortilegio! ¡Si ella muere, usted sabe que<br />
será culpa “suya”! ¡Toda “suya”! Yo creo que por el hecho <strong>de</strong> que “él” sea<br />
terco, “usted” no tiene que portarse como un estúpido! ¡Es usted médico!<br />
¡Tendría que saber lo que conviene, Karras!<br />
Vamos, hay “escasez” <strong>de</strong> alojamiento en este momento. Si nos...<br />
<strong>El</strong> Demonio volvió, aullando como un lobo. <strong>El</strong> cardiólogo, inexpresivo, se<br />
guardó el esfigmomanómetro. Luego le hizo un gesto a Karras. Había<br />
concluido. Salieron al pasillo. <strong>El</strong> especialista miró por un momento hacia el<br />
dormitorio y preguntó, intrigado:<br />
—¿Qué diablos pasa ahí <strong>de</strong>ntro, padre?<br />
<strong>El</strong> jesuita <strong>de</strong>svió la mirada.<br />
—No puedo <strong>de</strong>cirlo -contestó en tono suave.<br />
—Está bien.<br />
—¿Qué opina?<br />
La expresión <strong>de</strong>l especialista era sombría.<br />
—Tiene que <strong>de</strong>tener esa actividad... dormir... dormir antes <strong>de</strong> que le<br />
baje la presión arterial...<br />
—¿Qué puedo hacer, Bill?<br />
<strong>El</strong> especialista miró fijamente a Karras y dijo:<br />
—Rezar.<br />
Saludó y se fue. Karras lo vio marcharse; cada una <strong>de</strong> sus arterias y<br />
nervios imploraban <strong>de</strong>scanso, esperanza, milagros, que sospechaba no se<br />
producirían... “¡No tendrías que haberle inyectado ‘Librium’!”<br />
Se encaminó <strong>de</strong> nuevo al dormitorio y empujó la puerta con una mano,<br />
que le pesaba como su alma.<br />
Merrin permanecía junto a la cama, vigilando a Regan, que ahora<br />
relinchaba como un caballo. Al oír que Karras entraba, lo miró<br />
inquisitivamente. Karras movió la cabeza con <strong>de</strong>saliento. Merrin comprendió.<br />
Había tristeza en su cara; luego, aceptación y, al volverse hacia Regan, una<br />
inflexible <strong>de</strong>cisión. <strong>El</strong> anciano se arrodilló al lado <strong>de</strong> la cama.<br />
—Padre nuestro... -empezó a rezar.<br />
Regan le escupió con una bilis oscura y maloliente, y luego gruñó:<br />
—“¡Per<strong>de</strong>rás!” ¡<strong>El</strong>la “morirá”! “¡Morirá!”<br />
Karras tomó su ejemplar <strong>de</strong>l “Ritual”. Lo abrió. Levantó la vista y miró a<br />
Regan.<br />
—Salva a tu sierva -rezó Merrin.