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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

y que lo había confundido con Dennings. ‘Después <strong>de</strong> todo -recalcó-, mi<br />

tatarabuela era suiza.’<br />

Chris le recordó ahora el inci<strong>de</strong>nte mientras se metía <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l<br />

mostrador <strong>de</strong>l bar.<br />

—¡Vamos, no seas tonta! -le espetó Dennings-. Lo que ocurre es que me<br />

he pasado toda la tar<strong>de</strong> en un maldito “té”, ¡un “té” con los profesores!<br />

Chris se apoyó sobre el bar.<br />

—Conque en un té, ¿eh?<br />

—¡Sigue riéndote como una boba!<br />

—Te has emborrachado en un té -dijo secamente- con unos jesuitas.<br />

—No, los jesuitas estaban sobrios.<br />

—¿No beben?<br />

—¿Cómo que no? -gritó-. ¡Bebían como con<strong>de</strong>nados! ¡Nunca “en mi<br />

vida” he visto a nadie beber tanto!<br />

—¡Vamos, baja la voz, Burke! ¡Regan!<br />

—Sí, claro, Regan -murmuró Dennings-. ¿Dón<strong>de</strong> diablos está mi vaso?<br />

—¿Me vas a <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una vez qué has estado haciendo en un té con los<br />

profesores?<br />

—Pues practicando esas malditas relaciones públicas; algo que “tú”<br />

tendrías que hacer.<br />

Chris le alargó un vaso <strong>de</strong> ginebra con hielo.<br />

—¡Dios mío, cómo les hemos “<strong>de</strong>jado” el terreno! -exclamó el director,<br />

que, compungido, apoyó el vaso contra los labios-. ¡Ahí, sí, ríete! Es para lo<br />

único que sirves, para reír y enseñar un poco el trasero.<br />

—Únicamente sonrío.<br />

—Bueno, “alguien” tenía que salvar las apariencias.<br />

—¿Y cuántas veces dijiste ‘fornicar’, Burke?<br />

—Querida, no seas grosera -la reprochó amablemente-. Ahora dime<br />

cómo te encuentras.<br />

<strong>El</strong>la respondió encogiéndose <strong>de</strong> hombros, abatida.<br />

—¿Estás malhumorada? Vamos, cuéntame.<br />

—No sé.<br />

—Cuéntaselo a tu tío.<br />

—Creo que yo también voy a tomar algo -dijo, y fue a buscar un vaso.<br />

—Sí, es bueno para el estómago. Bien, ¿qué te pasa?<br />

Lentamente, ella se sirvió vodka.<br />

—¿Nunca has pensado en la muerte?<br />

—¿En qué?<br />

—En la muerte. ¿Nunca has pensado en ello, Burke? ¿En lo que<br />

significa? ¿En lo que “realmente” significa?<br />

Levemente cortante, respondió:<br />

—No sé. No, nunca pienso en eso. Sólo “hago” el muerto. ¿A qué diablos<br />

viene todo esto?<br />

<strong>El</strong>la se encogió <strong>de</strong> hombros.<br />

—No sé -contestó en un tono suave. Dejó caer el hielo en el vaso y lo<br />

contempló, pensativa-. Sí... sí, lo sé -rectificó-. Yo... bueno, lo he pensado<br />

esta mañana... una especie <strong>de</strong> sueño... casi al <strong>de</strong>spertarme. No sé. Quiero

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