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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
la vista, cogió el roquete más gran<strong>de</strong>. Empezó a ponérselo sobre la sotana.<br />
Oyó que Merrin se ponía en pie.<br />
—Gracias, Damien. -Karras se volvió, poniéndose el roquete, mientras<br />
Merrin se acercaba al sofá y sus ojos se posaban tiernamente sobre los<br />
indumentos litúrgicos.<br />
Karras cogió un jersey.<br />
—He creído que podría ponerse esto <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la sotana, padre -le dijo,<br />
alargándoselo-. La habitación se enfría a veces.<br />
Merrin pasó suavemente la mano por el jersey.<br />
—Gracias por su atención, Damien.<br />
Karras cogió <strong>de</strong>l sofá la sotana <strong>de</strong> Merrin y lo observó mientras se ponía<br />
el jersey. En ese momento, y <strong>de</strong> pronto, mientras presenciaba una acción<br />
tan común y trivial, fue cuando Karras sintió el avasallador impacto <strong>de</strong>l<br />
hombre <strong>de</strong>l momento, <strong>de</strong> aquella quietud que se advertía en la casa y que lo<br />
aplastaba, cortándole la respiración. Volvió a la realidad al notar que le<br />
quitaban la sotana <strong>de</strong> las manos. Merrin. Se la ponía.<br />
Preguntó:<br />
—¿Conoce las reglas <strong>de</strong>l exorcismo, Damien?<br />
—Sí -respondió Karras.<br />
Merrin empezó a ponerse la sotana.<br />
—Es esencial evitar conversaciones con el <strong>de</strong>monio...<br />
“<strong>El</strong> <strong>de</strong>monio”. Le dio escalofríos la manera tan natural en que lo dijo.<br />
—Hemos <strong>de</strong> preguntar sólo aquello que sea importante -dijo Merrin<br />
mientras se abrochaba el cuello <strong>de</strong> la sotana-. Todo lo <strong>de</strong>más sería peligroso.<br />
Sumamente peligroso. -Tomó el roquete <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> Karras y empezó a<br />
ponérselo sobre la sotana-. Especialmente, no preste atención a nada <strong>de</strong> lo<br />
que diga el <strong>de</strong>monio. Es un mentiroso. Mentirá para confundirnos, pero<br />
también mezclará mentiras con verda<strong>de</strong>s para atacarnos. La ofensiva es<br />
psicológica, Damien. Y po<strong>de</strong>rosa. No escuche. Recuer<strong>de</strong> esto: no escuche.<br />
Al alargarle Karras la estola, el exorcista agregó:<br />
—¿Quiere preguntarme algo ahora, Damien?<br />
Karras negó con la cabeza.<br />
—No. Pero creo que pue<strong>de</strong> ser útil que lo ponga en antece<strong>de</strong>ntes sobre<br />
las distintas personalida<strong>de</strong>s que Regan ha manifestado. Hasta ahora parece<br />
que hay tres.<br />
—Hay una sola -dijo Merrin suavemente, <strong>de</strong>slizando la estola alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> sus hombros. Durante unos momentos, la sostuvo y permaneció inmóvil,<br />
al tiempo que una expresión atormentada apareció en sus ojos. Luego cogió<br />
los ejemplares <strong>de</strong>l “Ritual Romano” y le dio uno a Karras-. Omitiremos la<br />
letanía <strong>de</strong> los santos. ¿Tiene el agua bendita?<br />
Karras sacó el frasco <strong>de</strong> su bolsillo. Merrin lo cogió y con un gesto<br />
sereno, señaló hacia la puerta.<br />
—Por favor, indíqueme el camino, Damien.<br />
Arriba, junto a la puerta <strong>de</strong>l dormitorio, Sharon y Chris esperaban<br />
tensas. Estaban envueltas en gruesos jerseys y chaquetas. Al oír el ruido <strong>de</strong><br />
una puerta que se abría, se volvieron. miraron abajo y vieron que Karras y<br />
Merrin venían, por el vestíbulo, hacia la escalera, en solemne procesión.