Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—Escasamente... -murmuró Karras-. ¿De qué se trata?<br />
—Cuatro palabras. Necesito un consejo, sólo un consejo.<br />
—¿Sobre qué?<br />
—Se lo diré en seguida. -Kin<strong>de</strong>rman hizo un gesto con la mano como si<br />
rechazara una i<strong>de</strong>a-. Caminemos, tomemos el aire. -Pasó su brazo por el <strong>de</strong>l<br />
jesuita y, juntos, cruzaron en diagonal la calle Prospect-. ¡Ah, “mire” eso!<br />
¡Hermoso! ¡Magnífico! -Señalaba la puesta <strong>de</strong>l sol sobre el Potomac. En la<br />
quietud resonaban, mezcladas, las risas y las voces <strong>de</strong> los estudiantes <strong>de</strong><br />
Georgetown frente a un bar situado cerca <strong>de</strong> la esquina <strong>de</strong> la Calle Treinta y<br />
Seis. Uno le pegó un puñetazo a otro en el brazo y los dos empezaron a<br />
luchar amistosamente-. ¡Ah, la Universidad, la Universidad...! -se lamentó<br />
Kin<strong>de</strong>rman, señalando con la cabeza en dirección a los estudiantes-. Yo<br />
nunca fui... pero me habría gustado... me habría gustado... -Advirtió que<br />
Karras contemplaba el crepúsculo-. Le digo en serio que tiene mal aspecto<br />
-repitió-. ¿Qué le pasa? ¿Ha estado enfermo?<br />
’¿Cuándo irá al grano?’, se preguntó Karras.<br />
—No; simplemente, muy ocupado -respondió.<br />
—¡Afloje un poco, entonces! -exclamó Kin<strong>de</strong>rman-. ¡Vamos, afloje!<br />
Usted sabe muy bien lo que le conviene. A propósito, ¿ha visto el ‘Ballet<br />
Bolshoi’ en el ‘Watergate’?<br />
—No.<br />
—Yo tampoco. Pero me habría gustado. Las chicas son tan gráciles... tan<br />
agradables...<br />
Habían llegado a la barandilla <strong>de</strong>l puente, sobre el río. Apoyando un<br />
brazo, Karras miró <strong>de</strong> frente a Kin<strong>de</strong>rman, quien, con las manos sobre el<br />
antepecho, contemplaba, pensativo, la otra orilla.<br />
—¿Qué <strong>de</strong>sea, teniente? -preguntó Karras.<br />
—¡Ah, padre! -suspiró Kin<strong>de</strong>rman-. Tengo un problema.<br />
Karras echó una brevísima mirada en dirección a la ventana, cerrada,<br />
<strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> Regan.<br />
—¿Profesional?<br />
—Bueno, en parte... sólo en parte.<br />
—¿De qué se trata?<br />
—Es un problema, sobre todo... -vacilante, Kin<strong>de</strong>rman miró <strong>de</strong> soslayo-<br />
ético, padre Karras... Una pregunta... -<strong>El</strong> <strong>de</strong>tective se volvió y apoyó la<br />
espalda contra la pared. Frunció el ceño, con la vista en el suelo. Luego se<br />
encogió <strong>de</strong> hombros-. No podía comunicárselo a nadie, y menos a mi<br />
superior. Simplemente no podía. De modo que he pensado... -La cara se le<br />
iluminó repentinamente-. Yo tenía una tía... Oiga, oiga esto, que es muy<br />
gracioso. Durante años, ella le tuvo “terror” a mi tío.<br />
Nunca se atrevía a <strong>de</strong>cirle una palabra, y menos aún a levantar la voz.<br />
“¡Nunca!” Así, cuando se enojaba con él, por lo que fuere, corría al armario<br />
<strong>de</strong> su dormitorio, y allí, en la oscuridad, ¡tal vez no lo crea usted!, en la<br />
oscuridad, ella sola, entre las ropas colgadas y las polillas, insultaba, !<br />
”insultaba” a mi tío durante unos veinte minutos! ¡Le <strong>de</strong>cía exactamente lo<br />
que pensaba <strong>de</strong> él! “¡Gritaba!”