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<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—¿Y cree que eso sería concluyente?<br />
—Por lo menos, bastante. Des<strong>de</strong> luego, esta clase <strong>de</strong> pruebas permite<br />
<strong>de</strong>scartar cualquier cambio en el vocabulario básico. No cuentan las palabras,<br />
sino el modo <strong>de</strong> expresarlas, el estilo. Nosotros lo <strong>de</strong>nominamos ‘índice <strong>de</strong><br />
diversidad’. Esto pue<strong>de</strong> resultar difícil para un profano y, por supuesto, es lo<br />
que buscamos. -<strong>El</strong> director sonrió con afectada suficiencia. Luego señaló las<br />
cintas que Karras tenía en las manos-. Ahí tiene dos personas distintas, ¿no<br />
es así?<br />
—No. Las palabras fueron emitidas por la misma persona, Frank. Como<br />
ya le he dicho, fue un caso <strong>de</strong> doble personalidad. Las palabras y las voces<br />
me parecen totalmente distintas, pero ambas salieron <strong>de</strong> la misma boca.<br />
Mire, necesito que me haga un gran favor...<br />
—¿Acaso que pruebe las dos? Con mucho gusto. Se la daré a uno <strong>de</strong> los<br />
profesores.<br />
—No, Frank, ése es el gran favor que le quiero pedir: me gustaría que lo<br />
hiciera usted mismo, y “lo más rápidamente” que pueda. Es muy importante.<br />
<strong>El</strong> director advirtió la urgencia en sus ojos. Asintió.<br />
—Me pondré a hacerlo en seguida.<br />
Grabó copias <strong>de</strong> ambas cintas, y Karras regresó con los originales a la<br />
resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los jesuitas. Encontró una nota en su habitación. Habían<br />
llegado los informes <strong>de</strong> la clínica. Se dirigió en seguida a la recepción y firmó<br />
el papel en el que constaba que había recibido el paquete. De vuelta en su<br />
cuarto, empezó a leer <strong>de</strong> inmediato. Pronto se convenció <strong>de</strong> que su visita al<br />
Instituto <strong>de</strong> Idiomas había sido una pérdida <strong>de</strong> tiempo.<br />
‘...señales <strong>de</strong> complejo <strong>de</strong> culpabilidad, con el consiguiente<br />
sonambulismo histérico’.<br />
Había lugar para las dudas. Siempre había lugar. Interpretación. “Pero<br />
los estigmas <strong>de</strong> Regan”... Abatido, Karras apoyó su cara en las manos. <strong>El</strong><br />
estigma <strong>de</strong> la piel que le había <strong>de</strong>scrito Chris figuraba en los informes. Pero<br />
también habían consignado en ellos que Regan tenía piel hiperreactiva, por lo<br />
cual ella misma podía haber dibujado simplemente las misteriosas letras en<br />
su carne poco antes <strong>de</strong> que fueran <strong>de</strong>scubiertas. Dermatografía.<br />
“Lo hizo ella misma”, pensó Karras. Estaba seguro. Porque tan pronto<br />
como le inmovilizaron las manos con correas -<strong>de</strong>cían los informes, cesaron<br />
los misteriosos fenómenos, fenómenos que no volvieron a repetirse.<br />
“Frau<strong>de</strong>. Consciente o inconsciente. Pero, a fin <strong>de</strong> cuentas, frau<strong>de</strong>”.<br />
Levantó la cabeza y miró al teléfono. Frank. ¿Debería llamarlo para<br />
<strong>de</strong>cirle que no se molestara? Tomó el receptor. No le contestaron, y le <strong>de</strong>jó<br />
un recado.<br />
Luego, exhausto, se levantó y, lentamente, se dirigió al cuarto <strong>de</strong> baño.<br />
Se lavó la cara con agua fresca. “<strong>El</strong> exorcista tendrá sumo cuidado en no<br />
<strong>de</strong>jar sin contestación ninguna <strong>de</strong> las manifestaciones <strong>de</strong>l paciente”. Se miró<br />
al espejo. ¿Se le habría escapado algo? ¿Qué? “<strong>El</strong> olor a salchichas con