Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> exorcista<br />
William Blatty<br />
—Le he dicho al obispo que Merrin pue<strong>de</strong> alojarse en casa -dijo Chris-.<br />
Total, serán uno o dos días, ¿no?<br />
Antes <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r, Karras vaciló.<br />
—No sé. -Y luego, dudando nuevamente, dijo-: No se haga <strong>de</strong>masiadas<br />
ilusiones.<br />
—Suponiendo que dé resultado -había respondido Chris. Su tono era<br />
<strong>de</strong>primido.<br />
—No he querido <strong>de</strong>cirle que no resultaría -la animó-. Sólo quería<br />
insinuar que pue<strong>de</strong> llevar tiempo.<br />
—¿Como cuánto?<br />
—Depen<strong>de</strong>. -Él sabía que el exorcismo duraba, en ocasiones, semanas e<br />
incluso meses, y que, a menudo, fracasaba por completo.<br />
Esperaba que sucediera esto último, estaba seguro <strong>de</strong> que la cura por<br />
sugestión recaería una vez más, y por fin, sobre él-. Tal vez días o semanas<br />
-le dijo.<br />
—¿Cuánto tiempo le queda a Regan, padre Karras...?<br />
Cuando colgó el teléfono, notóse oprimido, inquieto. Recostado en la<br />
cama, pensó en Merrin. Merrin. Sintió emoción y esperanza.<br />
Seguidas por una <strong>de</strong>primente inquietud. Habría sido natural que lo<br />
eligieran a él como exorcista; sin embargo, el obispo lo había pasado por<br />
alto. ¿Por qué? ¿Porque Merrin ya lo había hecho antes?<br />
Cerrando los ojos, recordó que los exorcistas eran escogidos en<br />
consi<strong>de</strong>ración a su ‘piedad’ y ‘gran<strong>de</strong>s cualida<strong>de</strong>s morales’; que, según un<br />
pasaje <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> san Mateo, cuando los apóstoles le preguntaron a<br />
Cristo por qué habían fallado en un exorcismo, Él les había respondido: ‘Por<br />
vuestra poca fe.’<br />
Tanto el provincial como el rector sabían su problema. ¿Se lo habrían<br />
contado al obispo alguno <strong>de</strong> los dos?<br />
Dio vueltas en la cama, <strong>de</strong>cepcionado. Se sentía algo indigno,<br />
incompetente, rechazado. Y eso le dolía. Irracionalmente, pero le dolía. Por<br />
fin vino el sueño a llenar los huecos y <strong>de</strong>sgarros <strong>de</strong> su corazón.<br />
Pero el teléfono lo <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> nuevo. Chris lo llamaba para informarle<br />
<strong>de</strong>l nuevo <strong>de</strong>svarío <strong>de</strong> Regan. Al llegar, tomó el pulso a la niña. Era firme. Le<br />
volvió a inyectar ‘Librium’. Finalmente, se encaminó a la cocina, don<strong>de</strong> se<br />
unió a Chris para tomar café. Estaba leyendo un libro <strong>de</strong> Merrin, que había<br />
pedido por teléfono.<br />
—Es <strong>de</strong>masiado elevado para mí -le dijo en tono suave, aunque parecía<br />
conmovida y profundamente impresionada-. Pero hay unas cosas tan<br />
bonitas, tan extraordinarias... -Volvió atrás varias hojas, hasta llegar a un<br />
pasaje que había marcado, y le pasó el libro a Karras, quien leyó:<br />
‘...Tenemos conocimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n, la constancia y la perpetua<br />
renovación <strong>de</strong>l mundo material que nos ro<strong>de</strong>a. A pesar <strong>de</strong> que cada una <strong>de</strong><br />
sus partes es frágil y transitoria, y que son inquietos y migratorios sus<br />
elementos, sin embargo, perdura.