13.04.2013 Views

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

—No, nada. -Se encogió <strong>de</strong> hombros, al tiempo que <strong>de</strong>sviaba la vista <strong>de</strong><br />

la espalda <strong>de</strong> su sirviente. <strong>El</strong> horno estaba limpio. ¿Por qué seguía frotándolo<br />

Karl?<br />

Buscó un cigarrillo. Kin<strong>de</strong>rman se lo encendió.<br />

—Entonces sólo su hija podría saber cuándo salió <strong>de</strong> la casa Dennings.<br />

—Pero, ¿fue en realidad un acci<strong>de</strong>nte?<br />

—¡Oh, por supuesto! Es un formulismo, miss MacNeil, un formulismo.<br />

No le robaron nada al señor Dennings, y él no tenía enemigos; por lo menos,<br />

ninguno que nosotros conozcamos en el distrito.<br />

Chris lanzó una discreta mirada a Karl, pero rápidamente se volvió hacia<br />

Kin<strong>de</strong>rman. ¿Se habría dado cuenta? Aparentemente, no. Pasaba sus <strong>de</strong>dos<br />

por la escultura.<br />

—Este tipo <strong>de</strong> pájaro tiene un nombre; no me acuerdo cuál es... -Notó<br />

que Chris lo miraba, y le dio un poco <strong>de</strong> vergüenza-. Discúlpeme, usted está<br />

ocupada. Un minuto más, y acabamos. ¿Podría <strong>de</strong>cir su hija cuándo se fue el<br />

señor Dennings?<br />

—No, no podría. Le habían dado sedantes fuertes.<br />

—¡Oh, qué pena! -Sus ojos parecían llenos <strong>de</strong> preocupación-. ¿Es grave?<br />

—Me temo que sí.<br />

—¿Puedo preguntar...? -insinuó.<br />

—Todavía no sabemos nada.<br />

—Tenga cuidado con las corrientes <strong>de</strong> aire -le advirtió, en tono firme.<br />

Chris parecía absorta.<br />

—Una corriente <strong>de</strong> aire en invierno, cuando la casa está caliente, es una<br />

alfombra mágica para los microbios. Mi tía solía <strong>de</strong>cirlo. Tal vez fuera sólo un<br />

cuento. Quizá. -Se encogió <strong>de</strong> hombros-. Pero yo creo que un cuento es<br />

como un menú en un distinguido restaurante francés: un fascinante y<br />

complicado camuflaje <strong>de</strong> algo que, <strong>de</strong> otro modo, no se tragaría uno, por<br />

ejemplo, algarrobas -dijo serio.<br />

Chris se relajó. Kin<strong>de</strong>rman había vuelto a ser el perrito lanudo retozando<br />

por los campos <strong>de</strong> trigo.<br />

—<strong>El</strong> cuarto <strong>de</strong> ella, ¿es ese <strong>de</strong> la ventana gran<strong>de</strong> que da a la escalera<br />

exterior? -dijo mientras señalaba con el pulgar en dirección al dormitorio.<br />

Chris asintió.<br />

—Mantenga cerrada la ventana, y verá cómo mejora la niña.<br />

—Siempre está cerrada y con las cortinas corridas -dijo Chris, mientras<br />

él hundía una mano regor<strong>de</strong>ta en un bolsillo interior <strong>de</strong> su chaqueta.<br />

—Mejorará -repitió en tono sentencioso-. Recuer<strong>de</strong>: hombre prevenido...<br />

Chris volvió a tamborilear con los <strong>de</strong>dos en la mesa.<br />

—Está usted ocupada. Bueno, hemos terminado. Sólo unas anotaciones<br />

para el sumario y acabamos.<br />

Del bolsillo <strong>de</strong> la chaqueta sacó un programa arrugado, <strong>de</strong> una<br />

representación escolar <strong>de</strong> “Cyrano <strong>de</strong> Bergerac”, y luego se palpó los bolsillos<br />

<strong>de</strong>l abrigo, don<strong>de</strong> encontró un resto <strong>de</strong> lápiz, amarillo y mordisqueado, cuya<br />

punta parecía haber sido hecha con tijeras.<br />

Aplastó el programa sobre la mesa y le alisó las arrugas.<br />

—Solamente uno o dos nombres -dijo-. Spencer, ¿con c?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!