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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

<strong>de</strong>cir que me ha impresionado un poco... lo que significa..., el fin, “¡el fin!”,<br />

como si nunca lo hubiera sabido. -Sacudió la cabeza-. ¡Cómo me he<br />

asustado! Sentí que huía <strong>de</strong> este maldito planeta a millones <strong>de</strong> kilómetros<br />

por hora.<br />

—Tonterías. La muerte es un alivio -respondió Dennings.<br />

—No para “mí”, Charlie.<br />

—Bueno, tú vives a través <strong>de</strong> tus hijos.<br />

—¡Déjate <strong>de</strong> idioteces! Yo no soy mis hijos.<br />

—Gracias a Dios. Una ya es suficiente.<br />

—¡Piénsalo, Burke! No existir... ¡nunca más! Es...<br />

—¡“Oh”, por Dios! ¡Enseña un poco el traste en el té con los profesores<br />

la semana que viene, y tal vez esos curas puedan darte consuelo! -Agitó su<br />

vaso-. Tomemos otro.<br />

—No sabía que ellos bebiesen.<br />

—Entonces es que eres estúpida.<br />

Los ojos <strong>de</strong>l hombre habían adquirido una expresión ruin. ¿Estaría<br />

llegando al límite <strong>de</strong> la exasperación? Chris estaba asombrada. Tenía la<br />

impresión <strong>de</strong> haberle tocado un nervio. ¿Lo habría hecho?<br />

—¿Se confiesan? -preguntó ella.<br />

—¿Por qué he <strong>de</strong> saber eso? -bramó súbitamente.<br />

—Bueno, ¿acaso no estudiabas para...?<br />

—“¿Dón<strong>de</strong> está ese maldito trago?”<br />

—¿Quieres café?<br />

—No te pongas necia. Quiero otro trago.<br />

—Toma un poco <strong>de</strong> café.<br />

—¡Vamos! ¡Venga la copa!<br />

—¿Un ‘Lincoln Highway’?<br />

—No, eso es asqueroso, y yo “odio” a los borrachos asquerosos.<br />

¡Vamos, llena el vaso!<br />

Deslizó su vaso por el mostrador <strong>de</strong>l bar, y ella le sirvió más ginebra.<br />

—Tal vez <strong>de</strong>bería invitar a dos <strong>de</strong> ellos -murmuró Chris.<br />

—¿A dos <strong>de</strong> “quiénes”?<br />

—Bueno, a cualquiera. -Se encogió <strong>de</strong> hombros-. Los tipos importantes,<br />

los curas.<br />

—No se irían nunca; son unos abusones -profirió con voz ronca,<br />

tomando la ginebra <strong>de</strong> un trago.<br />

“Si, está empezando a per<strong>de</strong>r la calma”, pensó Chris, y rápidamente<br />

cambió <strong>de</strong> tema: le habló <strong>de</strong>l libreto y <strong>de</strong> la oportunidad que le daban <strong>de</strong><br />

dirigir.<br />

—¡Ah, qué bien! -murmuró Dennings.<br />

—Me da miedo.<br />

—¡Bah, tonterías! Querida, lo difícil <strong>de</strong> dirigir es “hacer que parezca<br />

difícil”. Yo, al principio, <strong>de</strong>sconocía la “clave”, y aquí me tienes. Es como un<br />

juego <strong>de</strong> niños.<br />

—Burke, si he <strong>de</strong> serte sincera, ahora que me han ofrecido esta<br />

oportunidad, no estoy segura ni <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r dirigir a mi abuela para que cruce<br />

la calle. Me refiero a la parte técnica.

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