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El Exorcista de WILLIAM BLATTY

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<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

Histeria. Tenía que ser histeria. Exhaló el humo, insertó los pulgares en<br />

su cinturón y miró los libros. Se había traído “Posesión”, <strong>de</strong> Oesterreich; “Los<br />

<strong>de</strong>monios <strong>de</strong> Loudun”, <strong>de</strong> Huxley, y “Parapraxis en el caso <strong>de</strong> Haizman <strong>de</strong><br />

Freud; Posesión por el <strong>de</strong>monio y exorcismo en la primera época <strong>de</strong>l<br />

cristianismo, a la luz <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as mo<strong>de</strong>rnas sobre las enfermeda<strong>de</strong>s<br />

mentales”, <strong>de</strong> McCasland, así como extractos <strong>de</strong> revistas psiquiátricas sobre<br />

“Neurosis <strong>de</strong> posesión diabólica en el siglo Xvii”, y “La <strong>de</strong>monología <strong>de</strong> la<br />

psiquiatría mo<strong>de</strong>rna”, <strong>de</strong> Freud.<br />

<strong>El</strong> jesuita se tocó la frente, luego se miró los <strong>de</strong>dos y frotaba el sudor<br />

que se pegaba entre ellos. Se dio cuenta <strong>de</strong> que su puerta estaba abierta.<br />

Atravesó la habitación para cerrarla, luego fue a la biblioteca en busca <strong>de</strong> su<br />

edición, encua<strong>de</strong>rnada en rojo, <strong>de</strong>l “Ritual romano”, compendio <strong>de</strong> ritos y<br />

oraciones. Apretando el cigarrillo entre los labios, miró por entre el humo,<br />

con los ojos entreabiertos; buscó, en las “Reglas generales” para los<br />

exorcistas, los signos <strong>de</strong> la posesión <strong>de</strong>moníaca. Al principio leyó por encima,<br />

pero luego empezó a hacerlo con más lentitud.<br />

‘...<strong>El</strong> exorcista no <strong>de</strong>be creer <strong>de</strong> inmediato que una persona está poseída<br />

por un espíritu maligno, sino que <strong>de</strong>be asegurarse <strong>de</strong> los signos por los<br />

cuales un poseso se distingue <strong>de</strong> otro que sufre alguna enfermedad mental,<br />

especialmente <strong>de</strong> carácter psicológico. Los signos <strong>de</strong> la posesión pue<strong>de</strong>n ser<br />

los siguientes: habilidad para hablar con cierta facilidad en un idioma extraño<br />

o enten<strong>de</strong>rlo cuando lo habla otro; facultad <strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir el futuro o adivinar<br />

hechos ocultos; <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res que van más allá <strong>de</strong> la edad o<br />

condición natural <strong>de</strong>l sujeto, y otros varios estados que, consi<strong>de</strong>rados en<br />

conjunto, constituyen la evi<strong>de</strong>ncia.’<br />

Karras meditó durante un rato; <strong>de</strong>spués se apoyó contra la estantería y<br />

leyó el resto <strong>de</strong> las instrucciones. Cuando hubo terminado, se dio cuenta <strong>de</strong><br />

que volvía a mirar la instrucción número 8:<br />

‘Algunos revelan un crimen cometido y los nombres <strong>de</strong> los asesinos.’<br />

Levantó la vista al oír un golpe en la puerta.<br />

—¿Damien?<br />

—Entre.<br />

Era Dyer.<br />

—Chris MacNeil quería hablar contigo. ¿No la has visto?<br />

—¿Cuándo? ¿Esta noche?<br />

—No; esta tar<strong>de</strong>.<br />

—¡Ah, sí, sí, ya he hablado con ella!<br />

—Bueno -dijo Dyer-. Sólo quería asegurarme <strong>de</strong> que habías recibido el<br />

mensaje.

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