13.04.2013 Views

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

El Exorcista de WILLIAM BLATTY

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> exorcista<br />

William Blatty<br />

Querido Steve...<br />

—¡Mamá, no encuentro el vestido! -gritó Regan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el rellano <strong>de</strong> la<br />

escalera.<br />

—¡Está en el armario! -respondió Chris.<br />

—¡Ya he mirado también en él!<br />

—¡Subo en seguida! -gritó Chris. Examinó el guión un momento. Luego,<br />

poco a poco, se <strong>de</strong>sanimó-. Tal vez sea una porquería.<br />

—Vamos... Honestamente creo que es muy bueno.<br />

—Sin embargo, opinabas que en “Psycho” hacían falta risas grabadas.<br />

Sharon se rió.<br />

—¡Mamá!<br />

—¡Ya voy!<br />

Chris se levantó <strong>de</strong>spacio.<br />

—¿Tienes una cita, Shar?<br />

—Sí.<br />

Chris se acercó hasta don<strong>de</strong> estaba la correspon<strong>de</strong>ncia.<br />

—Entonces pue<strong>de</strong>s irte. Mañana <strong>de</strong>spacharemos todo esto.<br />

Sharon se levantó.<br />

—¡Ah, no, espera! -exclamó Chris, al acordarse <strong>de</strong> algo-. Vamos a<br />

escribir una carta que ha <strong>de</strong> salir esta noche.<br />

—Bueno. -La secretaria buscó la libreta don<strong>de</strong> tenía la taquigrafía.<br />

—¡Ma-máaa! -Un quejido <strong>de</strong> impaciencia.<br />

—Espera, bajo en seguida -dijo Chris a Sharon. Salía ya <strong>de</strong> la cocina,<br />

pero se <strong>de</strong>tuvo al darse cuenta <strong>de</strong> que Sharon miraba el reloj.<br />

—Es mi hora <strong>de</strong> meditación, Chris -dijo.<br />

Chris la miró fijamente, con muda irritación. Hacía ya seis meses había<br />

notado que su secretaria se había convertido, <strong>de</strong> pronto, en una ‘buscadora<br />

<strong>de</strong> la serenidad’.<br />

Había empezado en Los Ángeles, con la autohipnosis. De ésta pasó<br />

luego a la entonación <strong>de</strong> cantos budistas. Durante las últimas semanas que<br />

Sharon había dormido en la habitación <strong>de</strong> la planta alta, la casa exhalaba<br />

olor a incienso y se escuchaban aburridos cantos <strong>de</strong> “Nam myoho renge kyo”<br />

(‘No hay más que repetir esto, Chris, y se te conce<strong>de</strong>n los <strong>de</strong>seos, consigues<br />

todo lo que pi<strong>de</strong>s...’) a horas inverosímiles e inoportunas, generalmente<br />

cuando Chris estudiaba los guiones. ‘Pue<strong>de</strong>s encen<strong>de</strong>r el televisor -le había<br />

dicho Sharon generosamente en una <strong>de</strong> aquellas ocasiones-. No me molesta.<br />

Yo puedo cantar con “cualquier” clase <strong>de</strong> ruido a mi alre<strong>de</strong>dor.’ Ahora era<br />

meditación sobrenatural.<br />

—¿De veras crees que eso te hará bien, Sharon? -preguntó Chris con<br />

una voz sin matices.<br />

—Me da paz espiritual -respondió Sharon.<br />

—Bueno -dijo Chris secamente. Se volvió y le dijo adiós. No mencionó la<br />

carta, y al salir <strong>de</strong> la cocina murmuró: “Nam myoho renge kyo”.<br />

—Repítelo durante quince o veinte minutos -dijo Sharon-. Tal vez<br />

consigas el efecto.<br />

Chris se <strong>de</strong>tuvo mientras pensaba una respuesta apropiada, pero se dio<br />

por vencida. Subió al dormitorio <strong>de</strong> Regan y se dirigió inmediatamente al

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!